La Fàbrica Nova debía convertirse en su momento en el museo industrial de Mallorca. | Lluc Garcia

TW
3

El Ajuntament de Sóller aprobará el próximo martes en Pleno la reversión a sus propietarios de su parte -el 50 por ciento- en la titularidad del inmueble conocido como la Fàbrica Nova, renunciando oficialmente con este acto a tomar parte en el proyecto de crear en este edificio un museo industrial tal y como se comprometió en el año 2002, cuando recibió en herencia la titularidad de la mitad de este inmueble por disposición testamentaria de su propietaria, la hija ilustre del municipio Adela Oliver.

Tras la muerte de Adela Oliver, el 11 de enero de 2002, Sóller recibió este legado, además de un porcentaje sobre el valor de otras propiedades pero la cesión de la fábrica estaba condicionada a que en su interior se habilitara un museo textil e industrial, un proyecto que, según las condiciones aceptadas, se tenía que hacer realidad en cinco años. Antes de morir, Oliver ya había cedido al Ajuntament otra fábrica, esta vez condicionada a la construcción de una residencia, que el Consistorio sí pudo cumplir dentro del plazo establecido.

Aunque el plazo impuesto para la creación del museo ya se extinguió hace más de cinco años, hasta ahora el Consistorio no había formalizado esta devolución e incluso había intentado llegar a varios acuerdos con los herederos de la hija ilustre, entre ellos obtener la titularidad plena del inmueble a cambio de renunciar a otras partes de la herencia.

A partir del martes la Fàbrica Nova pasará de nuevo completamente a manos privadas aunque ya existe otro proyecto -empresarial y cultural- que los actuales titulares quieren impulsar juntamente con el conocido empresario alemán, residente en Sóller, Franz Kraus.

Este proyecto, presentado el pasado enero por Kraus y un representantes de los herederos de Adela Oliver, tiene como objetivo convertir la Fàbrica Nova en un «museo vivo» en el que también se instalará parte de la industria agroalimentaria de Kraus, basada en el producto local.

Los promotores deberán ahora llegar a acuerdos con el Ajuntament para que la calificación de usos del inmueble se adapte al nuevo proyecto, un extremo que el Consistorio ya ha avanzado que «facilitará» al máximo.