Javier Salinas, durante su primera misa como obispo de Mallorca. | Maria Nadal

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Después que el sábado Javier Salinas tomara posesión como nuevo obispo de Mallorca en la Seu, ayer ofició su primera misa en la Isla en el Santuari de Lluc. Como bien lo definió el mismo Salinas: «Lluc es el corazón espiritual de los mallorquines y un lugar de peregrinaje para los cristianos. Como el nuevo obispo, me debo unir a esta tradición».

Un gran número de fieles llenaron ayer por la mañana la iglesia de Lluc donde Salinas presidió la misa de la celebración del Bautismo de Jesús. El nuevo obispo estuvo acompañado en el altar por el vicario general, Lluc Riera; su secretario particular, Antoni Burguera, y todos los miembros de la comunidad de Lluc que estuvieron encabezados por el prior, Antoni Vallespir. Entre los asistentes también cabe destacar la presencia del alcalde de Escorca, Antoni Solivelles, y el gerente del Santuario, Sebastià Sureda.

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Al finalizar la misa, Javier Salinas tuvo unas palabras de agradecimiento para la Escolania que también participó en la celebracion. «Cantar anima el corazón», dijo el nuevo obispo dirigiéndose a los Blauets, a los que animó a seguir cantando «porque el canto os hará personas armoniosas».

Por lo que se refiere a Lluc, Javier Salinas lo definió como un lugar «muy cálido y muy íntimo que sentimos como un refugio». Por su parte, el prior de Lluc recordó ayer que «una de las primeras visitas de los obispos de Mallorca es Lluc no sólo porque es un lugar emblemático para los cristianos, sino también porque forma parte de la cultura del pueblo mallorquín».