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El día de los inocentes tiene en la Part Forana y concretamente en el Pla de Mallorca una cita con los más jóvenes de cada municipio. Los quintos, que antaño se denominaba así a los jóvenes que debían presentarse al servicio militar, rondan los dieciocho o veinte años y aprovechan la madrugada del 28 de diciembre para realizar algunas críticas hacía sus gobernantes locales. O al menos antaño era así, ya que ahora el ruido, la juerga nocturna y la suciedad, principalmente con paja, por los pueblos se han adueñado de sus acciones reivindicativas.

Ayer, Sant Joan, Lloret, Sineu, Petra o Montuïri, en menor medida, amanecieron con algunos actos de los quintos. En esta última localidad del Pla la noche fue plácida sin gran ruido de cohetes, y pasadas las siete y media de la mañana los responsables de la brigada municipal ya habían finalizado sus labores de limpieza. Y es que solo el busto del hijo ilustre de la localidad, el pare Antoni Martorell y el portal dels homes de la parroquia sufrieron las inocentadas. Tal vez se reserven para recuperar la antigua tradición de repartir higueras chumberas la noche de Reyes.

En Sant Joan y Petra la paja fue la protagonista. En la localidad de Juníper Serra los jóvenes respetaron al beato ya que está de aniversario. « Enguany per compasió/ el pare Serra no tocarem/ perquè els quintos entenem/ que està de celebració » .

En Sant Joan fue donde la feren més grossa los carteles de la entrada del pueblo, en las que se da la bienvenida el cartel ayer rezaba « portes tancades ». Y delante del Ajuntament tiraron tierra y embadurnaron la puerta del Ajuntament con excrementos y paja.

En Sineu y Lloret la noche también sirvió a los quintos para hacer ruido y hacer su particular decoración navideña del pueblo. En Sineu, incluso uno de los cajeros de una entidad financiera fue reconvertido en gallinero. En Lloret se cambiaron algunas macetas de sitio y se cortaron algunas calles con cinta de señalización.