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El anuncio del Gobierno de eliminar las mancomunidades del Estado para reducir gasto público ha desconcertado a los presidentes de estos organismos en Mallorca.
Las dos más dinámicas son las del Raiguer (Marratxí, Campanet, Santa Maria, Consell, Alaró, Binissalem, Lloseta, Mancor, Selva, Búger e Inca) y la del Pla (Algaida, Ari-any, Petra, Sant Joan, Montuïri, Porreres, Sineu, Santa Eugènia, Lloret, Vilafranca, Costitx, Llubí, Sencelles y Maria de la Salut). Sus presidentes creen que al seguirse criterios de solvencia podrán continuar adelante.
Guillem Ginard, presidente de la Mancomunitat del Migjorn (Campos y ses Salines), recordó que se creó «para gestionar la concesión del agua».
Biel Tauler, alcalde de Felanitx y presidente de la del Sud (Campos, Felanitx, Santanyí y ses Salines) indica que «nos afectará poco ya que estamos prácticamente en liquidación».
Carlos Simarro, alcalde de Sóller y presidente de la Mancomunitat de Tramuntana se ha mostrado contrario: «aunque nuestra mancomunidad no gestiona servicios nos permite compartir recursos».
El portavoz de la futura Mancomunitat de Tramuntana-Ponent, Francesc Mulet, indicó que «seguiremos cooperando haya o no mancomunidad».