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Diez de los quince bares y restaurantes que tienen autorización municipal para colocar mesas y sillas sobre la Plaça Major de Pollença cerraron ayer sus locales hasta las 16 horas como protesta por el decreto de la junta de gobierno municipal que reduce la extensión de sus terrazas en virtud de la normativa de ocupación de la vía pública aprobada en 2002, pero que no se aplicaba hasta ahora.

La protesta, que se realizó coincidiendo con el mercado municipal, intenta que el Ajuntament no aplique este año la normativa y que busque un consenso con los propietarios de los locales para el año próximo.

Trato desigual

Los propietarios de los establecimientos que cerraron ayer aseguran que «la ordenanza solo se aplica en la Plaça Major pero no en el resto de Pollença» y denuncian además un trato «desigual» entre diferentes locales.

Se quejan de que dos locales cuya fachada no da a la Plaça tengan autorización para ocuparla con mesas y sillas y advierten de que si el Ajuntament no rectifica «habrá despidos porque ya tenemos al personal contratado y hay casos en los que las terrazas se reducen un 30 por ciento».

Cinco establecimientos (entre ellos los dos que no dan directamente a la Plaça y un negocio familiar del alcalde) no secundaron la protesta.