TW
0

Las Àguiles de Pollença (este año Beatriz Luis Sabater y Mavi Bauçà Lago) bailarán el próximo domingo cumpliendo con una tradición ancestral que durante años conservaron también otros pueblos como Sant Joan y Felanitx pero que acabó cediendo al paso del tiempo. La escrupulosa dedicación de un grupo de voluntarias, es la clave de un ritual del que Pollença es hoy el último reducto.

Desde el lunes un grupo de expertas bordadoras y voluntarias trabajan junto a las madres de las dos jóvenes Àguiles, en las dependencias de Caixa Colonya, custodiadas por un guarda de seguridad para coser a las capas de las Àguiles las joyas (algunas de ellas de gran antigüedad) que las familias de Pollença prestan puntualmente para cumplir con el ritual.

El marcaje y cosido es en sí mismo todo un rito. Cada joya va marcada con hilos de colores, de manera que cada familia tiene una combinación de colores concreta que impide extravíos y confusiones a la hora de devolver las reliquias. Se cose durante tres días consecutivos (hoy es el último) para dejar a punto las capas que las Àguiles vestirán el próximo domingo. Tradicionalmente se vestían en Sant Jordi pero este año lo harán en Montisión.

Elección

La elección de las jóvenes que representan a las Àguiles viene regida por un reglamento que este año ha sufrido modificaciones. Hasta ahora las jóvenes candidatas debían haber cumplido los 14 años para poder bailar, la edad se eleva ahora a 15 años. Las protagonistas, que se presentan por parejas, se eligen por sorteo de un año para otro pero cuando había gemelas estas tenían absoluta prioridad.

Las gemelas pierden ahora el privilegio con el nuevo reglamento que entrará en vigor en 2013 y que contempla además la obligatoriedad de los ensayos.