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Corría el año 1933 cuando Gabriel Huguet y su socio, Guillem Mas, decidieron abrir en Campos una pequeña empresa dedicada a la fabricación de baldosas hidráulicas y otros elementos de uso típico en la arquitectura, como fregaderos de cocina, encimeras, lavabos, bañeras, o escaleras.

En aquél tiempo las baldosas hidráulicas, de origen árabe, acababan de ser recuperadas y usadas por los más renombrados arquitectos del Modernismo, quienes les otorgaron un lugar preponderante tanto en sus construcciones y edificaciones como en la decoración de los espacios interiores. Así su popularidad y prestigio se extendió, al igual que los mosaicos formados con ellas, desde las ciudades Mediterráneas hasta los palacios de San Petersburgo.

Arquitectura

Su uso fue mayoritario en la arquitectura mallorquina hasta que llegaron los tiempos de la construcción descontrolada por el impulso del boom turístico; entonces, esa baldosa artesanal, que se fabricaba, y se sigue fabricando, una a una por prensado hidráulico y no por cocción, quedó relegada al olvido; primaba la urgencia, la rapidez, no había tiempo para lo artesanal.

Fueron décadas difíciles donde, prácticamente, la baldosa hidráulica llegó a desaparecer. Sin embargo la pequeña empresa artesanal de Campos siguió abierta, una de las pocas, fiel a sus principios, aplicando sus conocimientos, transmitiéndolos de generación en generación. Entonces, con la llegada de los años 90, se produjo un nuevo cambio en el mundo de la arquitectura. Se recuperaron elementos arquitectónicos del pasado, renació el gusto por los materiales artesanos, por la rehabilitación, y resurgió el mosaico hidráulico.

Los arquitectos integrales, aquellos que no solo proyectan edificios sino que intervienen en el diseño de la decoración, del mobiliario y de todo tipo de complementos, lo eligen y lo incorporan de nuevo a la arquitectura moderna.

La tradición, el trabajo artesanal de la empresa de Campos, en manos ya de la tercera generación Huguet, recibe su reconocimiento y llegan los primeros encargos de grandes despachos de arquitectos. Quizá el de mayor repercusión internacional es el que reciben del afamado grupo suizo Herzog & de Meuron, autores de obras como el estadio de fútbol Allianz Arena en Munich, o el Estadio Nacional de Pekín para los Juegos Olímpicos.

Desde entonces no han dejado de fabricar los diseños de prestigiosas firmas y de exportar así su trabajo a distintos países del mundo. Hasta la mismísima capital federal de los Estados Unidos les llevará el último encargo recibido. Allí, en el archiconocido restaurante Jaleo, propiedad del popular cocinero español José Andrés, lucirá el mosaico diseñado por el arquitecto catalán Juli Capella y elaborado por Huguet Rajoles Hidràuliques.