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Los mitones (guantes que dejan los dedos al aire) son estos días prenda habitual entre los trabajadores del Ajuntament de Pollença. La Casa Consistorial lleva dos años funcionando con el contador eléctrico de obra, cosa que provoca que el sistema de climatización no pueda funcionar aún a plena potencia.

Con la bajada de temperaturas a principios del mes de febrero los empleados recurrieron a pequeñas estufas eléctricas para combatir las heladas hasta que día 3 se fundieron todos los fusibles. Un informe del ingeniero municipal da cuenta de lo sucedido advirtiendo del riesgo de incendios que supone la utilización de estufas.

Los funcionarios y laborales lejos de conformarse acuden a sus puestos de trabajo tapados hasta las cejas y con mantas sobre sus piernas. En su informe sobre lo sucedido el ingeniero estima que en los días previos al apagón eléctrico había 30 estufas funcionando con una potencia de 2.000 vatios cada una a pleno rendimiento durante siete horas al día. Así, se estima que el consumo eléctrico ha sido de 400.000 vatios al día hasta el momento del apagón.