Miles de personas participaron ayer en la décima edición de la Mostra, que ofrecía 21 platos. | Joan Socies

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2.200 kilos de llampuga y 21 maneras de preparar este pescado azul fueron el gran atractivo de la décima Mostra de la Llampuga de Cala Rajada. La gente llegaba de toda Mallorca. A la hora de la comida en el recinto del puerto había gente de Esporles, de Campos, de Artà, o de Porreres, todo el mundo quería probar las mil maneras de cocinar la llampuga. Los fogones iban a tope, arroz, fideos, macarrones, canelones, hamburguesas, tallarines, cualquier plato tenía un ingrediente común la llampuga.

Los que hacía unos cuántos años que acudían puntualmente a la cita señalaban que no había tanta gente, «el precio es un poco más caro» decían unos vecinos de Son Servera, mientras aguantaban un plato de arroz seco de llampuga. Los cocineros señalaban que no sabían la cantidad de raciones que servirían, «tendremos el fogón en marcha hasta que lo acabemos todo», decía riendo. Y es que la décima edición de la Mostra de la Llampuga es una fiesta gastronómica como pocas.

«Este es un producto que nuestros abuelos consideraban un pescado cualquiera y que siempre comíamos con pimientos, y que esta muestra le ha dado una modernidad, muy importante. Cómo puedan ser platos como el carpaccio de llampuga», decía el conseller de Agricultura, Gabriel Company, quien visitó la feria junto al alcalde, Rafel Fernàndez y el conseller insular de Presidencia, Jaume Juan, entre otras autoridades.

Los pescadores y restauradores gabellins demostraron que el pescado azul protagonista de la muestra, aun cuando tradicionalmente es poco valorado, tiene éxito. La poca presencia de este pez migratorio muchos lo achacan a la carencia de tormentas, puesto que lo asocian a los rayos que estas comportan.