Una vista general de una de las calles de s'Ermita. | Antoni Pol

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La urbanización de s'Ermita se extiende sobre una colina con vistas a media Mallorca. Prácticamente desconocida por los inquers, son media docena de calles con chalés y casas lujosas construidas en los 70.

Hasta 2004, año en qué el Ajuntament d'Inca recepcionó las zonas comunes, s'Ermita era una urbanización privada. Prueba de ello es el ostentoso portal que separa la zona residencial del camino de acceso. Incluía zonas de recreo y pistas de tenis para el goce de los residentes (básicamente, familias locales enriquecidas con el auge de la industria del calzado). En otras palabras: s'Ermita debía ser una urbanización exclusiva, una especie de Beverly Hills.

El tiempo, pero, pasa, y si bien es cierto que las casas siguen impolutas, parte de los solares no edificados y las zonas comunes se hallan hoy llenas de suciedad y de basura De la burguesía que hace 40 años se estableció en s'Ermita a penas quedan. Ya no hay glamour.

Como la urbanización se construyó al margen del planeamiento urbanístico municipal, el Consistorio sólo se hace cargo del alumbrado y de la recogida de la basura. En los solares tampoco actúa, ya que son privados.