Imagen de archivo del juicio con los acusados.

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Los dos arquitectos que intervinieron en la obra del Hotel Son Moll, Arturo Vila y José Luis Pujol, tendrán que ir a prisión si se confirma la condena por el derrumbe del establecimiento en el que fallecieron cuatro trabajadores en diciembre de 2008. El juez Jaime Tártalo les ha impuesto una condena de dos años y tres meses de cárcel. La sentencia divide en dos grupos a los acusados, por un lado los arquitectos y por otro los constructores y el jefe de obra (Bartolomé Estelrich, Rafael Fabrer y Juan Bonet), a quienes impone penas de dos años. La diferencia que fija en las condenas es de sólo tres meses. Sin embargo, deja a Vila y Pujol por encima de la pena límite de dos años, por debajo de la cual se puede suspender el ingreso en prisión si no se tienen antecedentes penales.
Una vez que los cinco acusados habían reconocido su culpabilidad en los hechos y habían pagado la mayor parte de las indemnizaciones, el juez tenía que decidir cuál era la gravedad de las irregularidades cometidas por los cinco. La sentencia enumera hasta once deficiencias en el trabajo de los arquitectos, desde la falta de licencia municipal de obras a confundir un muro de carga con un tabique o no comprobar el estado de la estructura antes de comenzar los trabajos. Del «caos y desorganización» que reinaba en la obra responsabiliza en particular a los arquitectos: «Como máximos responsables del proyecto y de la dirección de la obra, la desatención de sus obligaciones fue más grave y clamorosa. Existió una total desorganización por parte de la dirección facultativa». El magistrado pone como ejemplo la confusión entre un tabique y un muro de carga: «Un perito fue elocuente al indicar que es suficiente con dar con los nudillos en el muro para distinguirlo».
El magistrado reconoce a los cinco acusados dos atenuantes por pagar las indemnizaciones y por colaborar durante la investigación. Sin embargo rechaza el de confesión que sí pedían las defensas. También inhabilita a los acusados para desarrollar su trabajo habitual durante el tiempo de condena.
La sentencia fija las causas inmediatas en el derrumbe en que se abrieron sin ton ni son huecos en la pared maestra que se hundió. En ningún momento se ordenó reforzar la estructura y, de hecho, el arquitecto Vila todavía no había diseñado cómo iba a ser esa zona del hotel de forma definitiva. Durante todo ese proceso se dejó al descubierto el marés que formaba la pared y no se protegió el material de la lluvia. De esta manera, las precipitaciones del día 16 de diciembre llevaron al derrumbe del inmueble.
La sentencia será recurrida ante la Audiencia Provincial. De ser confirmada, Vila y Pujol podrían solicitar un indulto al Gobierno para evitar entrar en prisión, dado que se trata de un delito imprudente y que han compensado a las víctimas.