Imagen de los restos de un ritual al pie de la imagen de Llull en el Puig de Cura. | Joan Socies

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Nadie sabe nada en el Santuari de Cura, en Algaida, pero hace unos días en la cueva del beato Ramon Llull se celebró alguna clase de ritual. Collares, velas, restos de una pequeña hoguera y una imagen con un marco de Ramon Llull dan buena fe de ello.

La cueva donde la tradición señala que habitó Ramon Llull, hace años que sufre un continuo proceso de degradación. El entorno y la figura escultórica del beato, que hace años que está sin cabeza ni manos, son buena muestra de ello. Ahora, parece además que el espacio de tranquilidad e inspiración que representa el lugar ubicado a pocos metros de la cumbre del Puig de Cura, también quiere ser un lugar para pedir alguna cosa al poder de un gran personaje de esta tierra demasiado a menudo olvidado.

La cueva

Los terrenos dónde se ubica la cueva del beato y todo lo que hace referencia a su limpieza, mantenimiento o mejora, por ejemplo, de la escultura, recae en manos privadas. A lo largo de estos años diferentes instituciones, Ajuntament de Algaida y principalmente el Consell de Mallorca han intentado llegar a acuerdos con la propiedad para encontrar una salida digna para la cueva y todo su entorno.

Pese a los esfuerzos del Consell, parece que ha sido la propiedad quien no ha llegado a dar su visto bueno para realizar la mejora de la cueva, puesto que una de las exigencias de la propiedad era poder tener alguna contraprestación económica. En definitiva, obtener algún beneficio de los visitantes que pudieran acudir al lugar.

Al parecer la cueva sólo dispone de una protección genérica, hecho que no exige a la administración a intervenir, ni reclamar a la propiedad el correcto acondicionamiento, mediante la apertura de un expediente.

El Ajuntament d'Algaida ha señalado desconocer los hechos y manifiesta que al tratarse de una propiedad privada poca cosa pueden hacer ellos si no es mediante un convenio de colaboración con la propiedad, tal y como ya ofreció el Consistorio algaidí hace ya más de cuatro años. Pero de momento todo sigue igual y sin dignificar el lugar.