Murgui, caminado hacia la Creu. | J. Lladó

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De todos es sabido el especial simbolismo que tiene el Puig de Randa y especialmente el santuario de Cura para todos los mallorquines. Por eso ayer la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud realizó una parada en este emblemático enclave del Pla de Mallorca. Allí se realizó el acto central de la llegada de la Cruz de la Juventud a Mallorca.
A primera hora de la mañana y desafiando a la lluvia, centenares de peregrinos decidieron recorrer los cinco kilómetros que separan el pueblo de Randa, en Algaida, del alto de Cura. La organización había previsto a lo largo del itinerario diferentes puntos de reflexión con la lectura de textos meditativos, pero al final fue la sala de gramática la que acogió esta lecturas del evangelio debido a la constante lluvia.
Seguidamente y coincidiendo con la salida del sol, el obispo de Mallorca, Jesús Murgui, fue el encargado de bendecir la 'Creu de les Creus'. Una escultura realizada por el artista algaidí, Jaume Falconer y el herrero Toni Sastre, y que jugando con la idea del árbol de la ciencia de Ramon Llull recoge la raíces de los 53 municipios de Mallorca, para terminar con una copa de 53 cruces, guiadas en el tronco por una rosa de los vientos en homenaje a la bendición de los municipios y de los frutos de la tierra que se celebra en mayo en Cura. Una celebración que la encontramos ya en el ritual de sacramentos de Mallorca de 1516 y que el Obispo Pere Joan Campins la restauró a finales del siglo XIX.
Finalmente, al mediodía, en la parroquia de Llucmajor tuvo lugar una misa presidida por el Obispo y dirigida especialmente a la familias.