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«El Club es más que una sociedad. Forma parte del paisaje y la idiosincracia de nuestro pueblo». El presidente del Club Pollença, Antoni Ferragut, define así la historia de una sociedad que cumple un siglo de historia, un club que ha sido el germen de la vida social, política, deportiva y cultural de Pollença durante los últimos cien años, caldo de cultivo de alcaldes y regidores (desde el año 1972 hasta ahora todos sus presidentes a excepción de Miquel Ripoll han sido regidores o ex regidores) y que hoy por hoy sigue teniendo un peso importante.

El Club celebra su centenario con una exposición conmemorativa, comisariada por los historiadores Pere Salas y Margalida Cànaves, que estará abierta hasta el próximo 15 de diciembre.

Apolítico

Aunque nació con un carácter apolítico y así consta en sus estatutos, el Club Pollença ha tenido y tiene mucho que decir en la vida política y social de Pollença. El carácter liberal conservador con el que nació en 1910 le permitió sobrevivir al franquismo hasta el punto de mantener una independencia suficiente como para impartir cursos de «mallorquín» en 1967, en plena dictadura y abrir sus instalaciones a figuras emblemáticas de la canción protesta como Raimon, Juan Ramón Bonet o incluso Serrat.

Inicios

A finales del siglo XIX era habitual la formación de asociaciones recreativas y deportivas en los distintos pueblos de Mallorca, cuna de los auténticos movimientos sociales, inmersos en pleno proceso de modernización. El 7 de junio de 1910 se aprueban los estatutos del Club Ciclista Pollensín, en teoría, una agrupación deportiva que en 1930 tomaba su denominación actual: Club Pollença, convertido en el centro de la vida cultural, deportiva, lúdica, y por qué no, política.

El club tiene hoy 1.050 socios, de los que solo un 10 por ciento son mujeres.