Los miles de visitantes abarrotaron las calles de Inca desde primera hora de la mañana. | Jaume Morey

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Y no llovió. Inca celebró ayer su popular Dijous Bo bajo un sol espléndido y pudiendo guardar los paraguas completamente porque, por segundo año consecutivo, no fueron necesarios.
Sin duda, la buena climatología es una de las causas que más ayudan a que las calles de la capital del Raiguer se conviertan en verdaderos ríos de gente durante la esperada Fira de les Fires, como ya es conocido el Dijous Bo. Según fuentes municipales, más de 200.000 personas se pasearon por la ciudad durante toda la jornada de ayer y pudieron recorrer los diferentes espacios en los que se encontraba cualquier artículo, por más curioso que fuera, aunque la zona que más gustó a vecinos y visitantes fue, un año más, el Mercat Pagés que ocupaba las calles más céntricas de Inca.

Ya a primera hora de la mañana se notaba el ambiente de feria por todos los rincones de Inca y las autoridades también fueron puntuales a su cita anual con la ciudad. Poco antes de diez, el alcalde de la ciudad Rafel Torres, que ayer vivió su primer Dijous Bo como primer edil de Inca, recibió junto al resto de regidores del Ajuntament a un gran número de políticos entre los que destacaban la presidenta del Parlament Aina Rado; la presidenta del Consell de Mallorca Francina Armengol; el delegado del Gobierno Ramon Socies; el ex presidente del Govern, Cristòfol Soler; la consellera de Comerç i Indústria Francesca Vives; el secretario general del PSM Biel Barceló; el presidente de UM Josep Melià; el ex alcalde de Inca y vicepresidente del Parlament Pere Rotger; el presidente del PP balear José Ramón Bauzá, además de un nutrido número de alcaldes de la comarca, entre otros. La ausencia más destacada fue la de María Salom, candidata por el PP a la presidencia del Consell de Mallorca.

Después de degustar un buen berenar tradicional en el que se sirvió sobrasada, uvas con queso y diferentes tipos de cocas mallorquinas, la comitiva se dirigió hasta la plaza des Bestiar donde se entregaron los premios del XIX Concurso Morfológico de Porc Negre Mallorquí que, cada año, concede el Ajuntament de Inca. En esta edición participaron ocho ganaderos y 30 corrales.

En la categoría de Porcastres, el primer premio recayó sobre Biel Company, de la explotación Tagament de Montuïri, que también recibió el premio a la mejor presentación. El ganadero Toni Feliu de So Na Jaume de Palma ganó el segundo premio de Porcastres y el primero de Verretell, mientras que Tomeu Torres, de Es Morers de Sineu, se llevó el segundo premio de Verretell y el segundo también de Verro. En la categoría de Truges el primer y segundo premio recayeron sobre Magdalena Cifre, de Son Creixell de Sineu, y sobre Miquel Company, de la explotación de Es Bosc Vell de Petra, respectivamente. El premio especial de la Associació de Ramaders Porc Negre Mallorquí fue para Miquel Rigo, de Son Pau de Porreres.

Después de la entrega de premios, la comitiva se dirigió hacia la plaza Mallorca para inaugurar la gigante coca de cuarto que medía diez por diez metros. Así, fueron muchas las personas que aprovecharon para probar uno de los postres más típicos de Mallorca después de los éxitos de la ensaimada gigante de hace dos años o la coca de cuarto del año pasado. Ayer se sirvieron 25.000 trozos de coca de cuarto.
Productos típicos

De la plaza Mallorca y subiendo por la calle Major los vecinos de Inca y los miles de visitantes que se acercaron hasta la ciudad durante el Dijous Bo de ayer entraron en el Mercat Pagés, donde abundaban los puestos de productos típicos como la sobrasada, embutidos de todo tipo, quesos, buñuelos, empanadas o diferentes tipos de setas entre las que destacaban los esclata-sangs mallorquines que se vendían a 25 euros el kilo, mientras que los de Àvila se podían adquirir por seis o siete euros el kilo, dependiendo del vendedor.
Pero no sólo había comida. Bisutería, bufandas, ropa, zapatos, libros de cocina y, sobretodo, plantas que son uno de los atractivos de la feria por su gran colorido que decora la plaza Espanya de la ciudad. Aunque muchas personas contemplaban los Navideños, uno de los vendedores, Xisco Nicolau, aseguró ayer que «las ventas han bajado un 50 por ciento con respecto al año pasado».
La plaza Llibertat fue el sitio para los comercios de Inca donde diferentes tiendas con renombre de la ciudad expusieron sus artículos en las carpas preparadas que ocupaban toda la superficie de la plaza. En la Gran Vía Colón fue el turno de la maquinaria agrícola, donde los interesados pudieron encontrar diferentes tipos de motocultores, cortacésped, baterías, depósitos, grúas, y un gran número de tractores de todo tipo y tamaño, incluso había tractores de juguete para los más pequeños. Junto a la exposición de tractores, y ya en la calle Frai Juníper Serra, se inició la exposición de furgonetas que siguió a la exposición de coches por el polígono industrial de Can Matzarí.


Transporte

En coche, tren o en autobús. Cualquier transporte era bueno para llegar ayer hasta la ciudad. Aunque las zonas habilitadas por el Ajuntament de Inca para aparcar «estaban abarrotadas a las doce del mediodía», según informó el teniente de alcalde y regidor de Fires, Felip Jerez, fueron muchas las personas que optaron por el transporte público y llegaron a Inca en tren, por lo que la estación de la ciudad vivió durante el Dimecres Bo i el Dijous Bo los días más ajetreados debido al gran número de pasajeros que recibió el tren durante los dos días de fiesta.
El balance hecho por el Ajuntament de la edición de este año de la gran feria fue muy positivo. «Ha sido un Dijous Bo de pinyol vermell gracias al buen tiempo que nos ha acompañado durante toda la jornada», según palabras de Felip Jerez, que agradeció el «trabajo de todas