El acalde de Muro, Martí Fornés, aguantó con seguridad los reproches de los trabajadores. | Miquel Serra

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Sabían que era el momento de máxima atención y no dudaron en actuar. Alrededor de cuarenta trabajadores del Ajuntament de Muro se manifestaron ayer de manera pacífica ante las puertas de un Consistorio lleno de gente con motivo de la IV edición de la Fira de la Carabassa para protestar contra el recorte salarial que se aprobó el pasado mes de septiembre a consecuencia de una subida ilegal de los sueldos acordada hace tres años.


Vestidos de negro -en señal de luto «por las dificultades económicas» que aseguran «pasarán estas navidades»- hicieron entrega al alcalde de Muro, Martí Fornés (PP-CDN), y ante la mirada estupefacta de un nutrido grupo de políticos encabezados por la presidenta del Consell, Francina Armengol, un tupper con huesos de gallina para hacer caldo: «Lo único que podrán comer nuestras familias estas navidades con motivo del recorte económico», señalaron. Ricardo González, delegado de personal del Ajuntament, fue el encargado de entregar el regalo al alcalde y le propuso que se sentara a negociar con los trabajadores.


«Los policías son los empleados que peor lo pasarán de todo el Ajuntament, ya que del descuento que se quiere aplicar, los agentes deberán hacer frente cada uno a una cantidad próxima a los 1.800 euros, ocasionando que durante los meses de noviembre y diciembre los más perjudicados sólo cobren 600 euros mensuales y se queden además sin paga doble», explicó González.


'Afán recaudatorio'


Los manifestantes confesaron que «el afán recaudatorio es lo único que mueve al alcalde, al que acusan de «no querer negociar ni estudiar propuestas» para que la reducción no sea de golpe. La mayoría de trabajadores que se manifestaron ayer forman parte de la plantilla de policía y aseguran que entre los funcionarios «hay miedo a hablar por las posibles represalias». Ricardo González aseveró que los trabajadores «no se quedarán de brazos cruzados durante estos meses» y anuncia «nuevas movilizaciones».


Martí Fornés, por su parte, aguantó estoicamente el chaparrón y afirmó que «respeta la opinión de los trabajadores, pero no la comparte». «No podemos ir en contra de la ley, todos somos iguales y se tiene que medir a todo el mundo con el mismo baremo. El Ajuntament ha puesto a disposición de los trabajadores numerosas facilidades para pagar», espetó Fornés. El alcalde de Muro insinuó que «algunos miembros de la policía no hacen igual su trabajo desde que saltó a la luz el recorte», hecho que tilda de «injusto para el resto de la población».