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Las previsiones del tiempo no acertaron en Manacor. Las plegarias de los firaires surgieron efecto y el sol lució convirtiendo Manacor en la capital comercial del Llevant. Más de dos kilómetros de fira y miles de visitantes colapsaron la ciudad.


Hace 13 años los comerciantes de las Avingudes Salvador Joan y Mossèn Alcover impulsaban una feria para promocionar esta zona alejada del centro de Manacor. Hoy han demostrado que esta iniciativa fue muy acertada y es ya una cita obligada en el mes de septiembre, una fira plenamente arraigada visitada por centenares de vecinos de la comarca.


Las Avingudes se convirtieron en un mercado artesano y medieval. Hubo una gran oferta y sobre todo precios económicos que en época de crisis son más agradecidos que nunca. Esta fira también es un escaparate de los productos de Balears, de la artesanía, bisutería, calzado o ropa.


La gente salió muy animada y algunos aprovecharon para prepararse para el invierno. Había muchas tiendas y negocios que sacaron ropa y zapatos a buen precio. Como siempre la gastronomía tuvo un gran éxito. Incluso son muchos los que esperan esta feria para comprar quesos artesanos llegados de Cataluña.
Las asociaciones deportivas también tuvieron su espacio.