El pequeño Justin y sus padres se encuentran en perfecto estado de salud. | Joan Socies

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Ni hospitales ni técnicas acuáticas avanzadas para venir al mundo. El pequeño Justin eligió nacer en su casa de Sant Llorenç pasadas las tres y veinticinco de la tarde del domingo con el añadido que el parto fue asistido por teléfono. Al final, todo ha quedado en una anécdota con final feliz, ya que tanto la progenitora como su pequeño se encuentran en perfecto estado de salud.
La madre del bebé, la joven Denis Carolina, empezó a notar contracciones, pero no tuvo el tiempo necesario para llegar al Hospital de Manacor ya que notó «que el nacimiento era inminente».
De hecho, la rapidez del parto implicó que ni siquiera una ambulancia del servicio sanitario tuviera tiempo de llegar al domicilio de Sant Llorenç para asistir al parto de la joven mujer. Por este motivo, el padre del bebé, José Agustín Suntasic, no dudó ni un segundo en asistir a su compañera en el parto de su primer hijo. Así, José Agustín se guió por las indicaciones telefónicas del médico del servicio sanitario del 061 que asesoraba al padre.
«Estaba muy nervioso por la situación, pero la verdad es que todo ha salido muy bien», confiesa el progenitor. «Cuando vi la cara de mi hijo, tiré el teléfono y el doctor aún continuaba hablando y dando explicaciones, pero ya no le escuché», añade el orgulloso padre.
Nervios
La madre Denis Carolina, de 18 años, explica que «al principio yo también estaba muy nerviosa y no sabía si podríamos hacer lo correcto ante esta situación, pero al final el niño cogió el mando y tuvimos que salir de la situación como pudimos». Ambos señalan de «fundamentales» las indicaciones del medico vía telefónica.
«Suerte tuvimos de las indicaciones por teléfono, ya que con mi nerviosismo y la inexperiencia no sabía donde meterme. Al final al poco tiempo de nacer ya llegó la ambulancia».
Ahora se prevé que en los próximos días la familia abandone el centro hospitalario y volver al pueblo del Llevant, donde ayer no se hablaba de otra cosa que del nacimiento de su pequeño vecino que tenía prisa por llegar al mundo.