Los caballos saltan al ritmo de las notas de la Banda de Música y jaleados por decenas de jóvenes. | Nuria Rincón

TW
1

La Festa des Cavall de ses Salines se consolidó ayer como una de las citas más importantes de la Isla en cuanto a espectáculos ecuestres en el marco de las fiestas patronales de Sant Bartomeu.

Miles de personas llegadas de muchos pueblos asistieron anoche a contemplar la fiesta donde los saliners hacen de anfitriones y acogen a los visitantes con vasos de pomada. Sin embargo, precisamente en su éxito radica la controversia.

La fiesta, calcada a la de Ciutadella, empezó con el toque de flabiol y la recogida de jinetes. La multitud se concentra en la calle esperando que pasen los caballistas y comience el espectáculo.

Juegos

Ante la Església Vella, en la plaza de Sant Bartomeu, la banda de música de ses Salines toca y allí se realiza el tradicional jaleo y los juegos entre aplausos y ánimos a los jinetes.

Los más osados se acercan a tocar los lomos de los caballos emulando los jóvenes ciutadallencs con la música del Jaleo.

Tras varias ediciones con algún tipo de accidente, la organización de la Festa del Cavall ha ido mejorando las medidas de seguridad en diferentes niveles. El acceso a la pista donde saltan los caballos es voluntario y la arena en la calle frena alguna caída de caballo.

Al cerrar esta edición, afortunadamente, no se había registrado ningún accidente entre los participantes en la celebración.