TW
0

La campaña de recogida de gramíneas y herbáceas está a punto de acabar y los sembrados del Pla de Mallorca cambian de color tras el paso de las máquinas cosechadoras. La temporada de recogida de cebada, trigo y garbanzo finaliza este año con una recolecta «pobre, dañada por la lluvia caída en mayo», en palabras de Guillem Mas, payés que cuida de la finca conocida como el Pujolet d'Ariany.

«Los cien litros de agua que cayeron en mayo pudrieron los cereales», puntualizó Mas. «En un buen año podríamos haber conseguido el triple de producción», explicó el agricultor.

22 'quarterades'

Para celebrar el final de campaña, un grupo de payeses del Pla se reunieron ayer en el Pujolet d'Ariany e hicieron balance de la temporada. La cuestión se inició como una fiesta entre amigos, pero después se decidió unir esfuerzos y maquinaria para segar y batir la cebada.

La docena de campesinos que participaron en la fiesta consiguieron recolectar las 22 quarterades del campo en una hora, tarea a la que un solo agricultor habría dedicado un día entero.

Como resultado de la jornada, el agricultor que cultiva el Pujolet d'Ariany consiguió 35 sacos de cebada y una experiencia que espera que se repita el año que viene, «en un pueblo diferente de la Isla y si el tiempo lo permite», explicó.

L'amo en Guillem sigue usado la siembra convencional. Los agricultores ayer reunidos aseguraron que este tipo de cultivo consigue, en su caso, 530 kilos por hectárea más que la siembra de precisión, realizada por máquinas específicas que colocan las semillas de los cereales de forma estratégica.