Manuel Díaz «El Cordobés», toreando en redondo al segundo de su lote de La Lagunajanda, en el que dio toda una lección de buen toreo. | P. Pellicer

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Ocho apéndices se cortaron ayer en la corrida de toros patronal de Muro, perpetuando la tradición de La Monumental. Tarde triunfal pues, con algunos matices. La gran mayoría del público que asiste a este festejo quiere trofeos, y pone en un brete al palco sufridor, que estuvo presidido por el concejal Rafael Gelabert, bien asesorado en la parte artística por Miguel Àngel Puertas y en la veterinaria por Juan Oliver. Desde allí la presidencia hubo de solicitar a la Guardia Civil que se abriera la puerta de arrastre ya que los porteros no la abrían hasta que no se otorgaban las orejas.

Por otra parte, vuelta de nuevo a proferir pitidos a los del castoreño antes y durante su actuación, y la mala imagen de los subalternos indicando al público que sacara los moqueros. Total, más de lo mismo. En el segundo de 'El Cordobés' uno le cortó el rabo a la res antes de que otorgaran el premio.

La nota alegre la pusieron los jóvenes músicos de la Peña Taurina de Muro y los sones de la banda municipal de Muro, que dirige el maestro José Ordinas.

Abrió plaza la rejoneadora Noelia Mota, una joven aque apunta buenas maneras, y además es buena amazona. Practica un toreo a caballo elegante y a la vez muy vibrante, que hace que llegue pronto a los tendidos. Ayer fue tesonera con su primero, que manseó no le plantó pelea y continuamente se refugiaba cerca de toriles. Aun así, prendió de forma desigual rejones de castigo y mejoró en banderillas, algunas de ellas citando con arrojo y prendiendo al violín. Acabó de dos pinchazos y se le otorgó una oreja. Dos consiguió en su segundo de Benítez Cubero, algo mejor para la amazona, a pesar de que no fue ella quien paró de salida al novillote. Colocó traseras las banderillas y mejor las cortas junto con el detalle de la rosa, adornándose con piruets y saltos muy espectaculares. Acabó con un rejón, que bastó.

'El Cordobés' fue jaleado apenas entró en la plaza murera. Todo un recital con el capote en su primero, que gustó al respetable. No obstante su faena estuvo centrada en los tendidos. Tampoco su oponente le dejó hacer más, pues tuvo poca fuerza. Finiquitó de estocada, al igual que a su segundo, al que toreó con gusto, quieto, con temple, gustándose, y adornándose para pasar a las cercanías de la rana y besos en la testuz. Ese toro lo brindó a Gabriel font de Can Mixto, encargado de hacer las rayas de los varilargueros.

Miguel Abellán, que se las vio con un buen toro de La Lagunajanda, lo saludó a la verónica, aunque le desarmó aunque su labor con el capote la refrendó con un quite por chicuelinas muy aplaudido. Inició su faena de muleta de rodillas en la boca de riego y dio varios circulares acabados con molinete y de pecho que pusieron la plaza bocabajo. Buen toreo el de Abellán, firme y seguro, con algún desplante mirando al tendido. Siguió toreando de rodillas, como si nada, siendo jaleado por el público. Finalizó esta variada faena con manoletinas y acabó de pinchazo y estocada. Hubo bastante petición y el palco, sin prisas, le otorgó las dos orejas.

Salió fuerte su segundo, que cerraba plaza, y le propinó una larga cambiada citada de muy cerca. Aplausos y más aplausos en un galleo por chicuelinas para llevarlo al piquero para luego brindar al alcalde de Muro, Martí Fornés. Realizó una faena aseada matando de media y descabello.