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La cosecha de frutas en Mallorca ha sido buena en general, dada la notable humedad y las bajas temperaturas invernales, con la sola excepción de la cereza, que por su extrema fragilidad a la hora de su recogida -la lluvia del viernes provocó rajaduras que van contra su buena presencia a los ojos del consumidor-, tendrá algo menos de oferta autóctona que en los años anteriores.
El fruto de los cerezos plantados en la Isla -no muy importante en número pero sí en la calidad del producto-, tendrá cierta merma en el número de kilos puestos a disposición del público, dado que en el mercado se eligen las frutas de un color rojo oscuro o negro vivo, según la variedad, pero ante todo las que presentan una piel firme, brillante, entera y sin roturas ni imperfecciones.
Cosechas
Con todo, Raimon Alavern, responsable de la producción de una de las fincas más características de esa fruta en Mallorca, Son Puig, en Puigpunyent, manifestó a Ultima Hora que de los 800 cerezos con los que cuentan en su explotación «vamos a obtener este verano una cosecha cercana a los 15.000 kilos y de una calidad muy notable, con lo que creo que podremos complacer a todas esas personas que cada año nos las reclaman para probar su primer sabor y, desde luego, para tantas recetas de nuestra repostería en las que son un ingrediente principal». Alavern explicó que tendrán una cosecha más reducida que el año pasado y que en parte es debido «a la polinización cruzada, que se realiza en los cerezos a través de las abejas y este año el frío las ha afectado por lo que han salido menos», aunque añadió que «a veces es preferible no tener un exceso de producción para favorecer un producto de más calidad».
Lluvia
Otras zonas como Orient, en Bunyola, donde hay fincas que cuenta con este árbol frutal, han visto más mermada la producción de cerezas de este año principalmente por el frío y las intensas lluvias.
Según indican estas condiciones adversas se han producido durante más tiempo de lo que es habitual, como es el caso de la tardía última nevada, por lo que ha llegado a afectar y matar a la flor de los cerezos en gran cantidad, provocando en consecuencia una cosecha caracterizada por una menor cantidad de fruta.