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El Ajuntament de Pollença aprobará el próximo jueves una nueva normativa municipal que limita el horario de cierre de bares y discotecas con el objeto de minimizar las molestias a los vecinos, algunos de ellos inmersos desde hace años en auténticas batallas legales en busca del descanso nocturno.
El problema es especialmente grave en el Port de Pollença. A las protestas de los vecinos de la Plaça Miquel Capllonch (la junta de gobierno ordenó recientemente la realización de sonometrías con el objeto de comprobar si los establecimientos cumplen con la normativa de ruidos vigente) se suman ahora los vecinos de la calle Llebeig que se reunieron este jueves con el alcalde, Joan Cerdà, para reclamar una solución urgente al exceso de ruido procedente de un bar, que a pesar de que los residentes han intendo dialogar con los responsables del local, estos «siguen poniendo la música a un volumen insoportable». Piden un mayor control de las emisiones de ruido de los bares y mayor celeridad a la hora de sancionar.
4 de la mañana
La nueva normativa de Pollença que se aprobará previsiblemente el jueves, no exime del cumplimiento de la normativa de ruidos vigente, pero pretende minimizar el impacto de este tipo de establecimientos sobre los pisos vecinos limitando a las 4 de la mañana el horario máximo de cierre de los bares y hasta las 6 de la mañana el de las discotecas, prohibiendo así los after.
«Debido a las continuas protestas vecinales hemos intentado compaginar el descanso de los vecinos con la actividad de los bares y discotecas estableciendo un horario de apertura que no les exime de cumplir con la normativa de ruidos que se seguirá aplicando», dijo el alcalde Joan Cerdà que explicó que ningún bar del municipio puede ofrecer música en vivo.