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Las calles del centro de la localidad se convirtieron ayer en un auténtico mercado medieval, retrocediendo así siglos atrás para realizar un viaje hasta el pasado de Sineu.
Con la jornada de ayer, se pone punto y final a la primera edición de la Feria Medieval de Sineu, que desde el viernes se ha ambientado en el escenario perfecto entre las callejuelas y el encanto del centro del pueblo para protagonizar el regreso al mercado de época.
La Plaça des Fossar y las vías colindantes acogieron a miles de personas que se acercaron para pasear y buscar entre los estands de productos artesanales y gastronómicos. Había de todo y de toda clase: quesos, embutidos, frutos secos, dulces, especies, pan, confitura, miel, sobrasada y golosinas, entre otras alimentos que atrajeron a los visitantes tanto por el aspecto como por el buen olor.
Gastronomía
Los curiosos disfrutaron de los platos asados de las tabernas que llenaron el centro de Sineu. Aun así, las delicias culinarias también compartieron protagonismo con la cerámica, los juguetes, los animales, la ropa o las espardenyes que captaron la atención de los vecinos.
Los más pequeños se acercaron hasta la zona de juegos y aprendieron a tirar con arcos con las explicaciones de los firaires y no dudaron en ver de cerca una muestra de arcaicos instrumentos de tortura, ubicada junto a la plaza de la Iglesia.
Además, los espectáculos de música y teatro amenizaran la jornada de la Feria Medieval que empezaron desde media mañana y continuaron hasta la tarde.
Los sonidos de los instrumentos y la fiesta de los actores y músicos, que representaron La Reina Escaramucha, entre otras, sorprendieron a los visitantes en el día de recreación del pasado medieval donde los vestidos de época, los espectáculos circenses y los espadachines regresaron por unas horas.