Los feriantes vestían de época en la Fira de Capdepera. | Assumpta Bassa

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No es una feria más. El Mercat Medieval de Capdepera invita a una inmersión en el pasado, un viaje a la época medieval, a los tiempos de caballeros y doncellas, de amores, donde la artesanía tenía nombre propio. Tal vez sea el entorno con el castillo al fondo, una gastronomía de primera o una buena recreación pero lo cierto es que quien va a Capdepera vuelve. Es verdad que la crisis no da para muchos espectáculos circenses con grandes números de malabares o espadachines, pero unos buenos conciertos, una buena oferta y un buen ambiente fueron suficientes para que miles de personas disfrutaran del Mercat Medieval que se abrió el viernes y que se prolongó durante todo el fin de semana. El día de la inauguración hubo una gran afluencia y aunque el tiempo hiciera de las suyas las calles más céntricas se llenaron de visitantes. Ayer por al mañana la mayoría eran turistas que contemplaba maravillados los oficios artesanales en directo. Llamaba mucho la atención la obra de palma y las delicias culinarias.