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La ciruela de frare verd, la cereza de sarró o la manzana roja de Sant Pere dejan de ser frutas de otro tiempo para convertirse en frutas de toda la vida y que ahora vuelven con más fuerza al paisaje mallorquín y también a las recetas culinarias.

La idea de recuperar las variedades tradicionales de árboles surge de la campaña 'Fruiters d'un temps', que impulsa Slow Food Illes Balears. «Se trata de recuperar todo lo que hemos perdido así como estos árboles frutales que hay gente que todavía recuerda que comía hace un tiempo», explicó Maria Solivellas, vicepresidenta de la asociación.

Una vez realizado el pedido de los árboles, hay que esperar cerca de un año para recoger las especies del vivero y sembrarlas. De hecho, estos días se han repartido los 2.823 árboles de la primera campaña de 2008, cuando se realizaron 204 pedidos. Solivellas recordó que «se debe tener paciencia durante cerca de un año o un año y medio hasta que los árboles ya están a punto».

La segunda campaña de 2010 a 2011 ya cuenta con cerca de 1.500 encargos aunque hasta noviembre del año nuevo los viveros no tendrán a punto los árboles frutales de 117 variedades.

«Antes de empezar, nos dimos cuenta que los viveros no suelen tener árboles tradicionales porque la gente no pide y, si no quieren, es porque no los conocen», añadió Maria Solivellas.

De cara a la tercera campaña, Slow Food Illes Balears quiere conseguir llegar al campesino «para incentivar de manera real la fructicultura y animar el payés para que apueste por los árboles frutales de toda la vida».