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Ni los ingenieros más veteranos recuerdan un año como éste con tantos desprendimientos en la carretera Ma-10, vía que atraviesa la Serra de Tramuntana de Andratx a Pollença. «El estropicio de las lluvias ha sido de dimensiones espectaculares», afirma Gonzalo Aguiar, director insular de Carreteres.

Tanto es así que los daños causados en la carretera de montaña (desprendimientos y caída de muros y árboles) se han valorado en 10 millones de euros, una cantidad que desequilibra el presupuesto del Departament de Carreteres y que le obligará a exigir más dinero a la institución insular y al Govern. «Hay que buscar fórmulas de financiación», dice Aguiar.

La gran cantidad de agua caída en la Serra desde el pasado mes de octubre, además de las siete nevadas que se han registrado han producido importantes corrimientos de tierra que han afectado, sobre todo, a las carreteras.

Las incidencias registradas han sido múltiples, pero destacan al menos una quincena de desprendimientos de considerable importancia a lo largo de la carretera Ma-10. Los firmes también se han deteriorado
Éstos se han registrado entre Bayalbufar y Estellencs, en es Capdellà, a la entrada de Banyalbufar, entre Puigpunyent y Esporles, metros antes de la entrada a Sóller, en la carretera de Cala Tuent, entre Lluc y Sóller, en el Camí de sa Figuera (entre Sóller y el Port de Sóller), entre Bunyola y Orient, en Valldemossa, y, el último, pocos metros antes del faro de Formentor. Éste tuvo lugar el lunes y se ha llevado parte de la carretera. En concreto, se trata una franja de 15 metros por cinco de altura.

Sin duda, Escorca es el municipio más afectado. Para empezar, Cala Tuent está incomunicada al abrirse una gran grieta en la vía de acceso, y no se sabe cuándo se arreglará. Al ser competencia del Ajuntament, éste debe hacerse cargo. En el caso del desprendimiento entre Lluc y Sóller, el Consell calcula que al menos permanecerá cerrada tres meses.