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Los portavoces del Grup Balear d' Ornitologia i Defensa de la Naturalesa (GOB), Miquel Àngel March y Antoni Muñoz, denunciaron ayer en rueda de prensa la progresiva desprotección «a la carta» que ha experimentado la finca de Son Real en el transcurso de los últimos veinte años, y exigieron al responsable del departamento de Territori del Consell de Mallorca, Bartomeu Vicens, que no se convierta en cómplice de «la desfiguración» de este espacio autorizando la construcción de un campo de golf de 27 hoyos y 450 plazas hoteleras en lo que los ecologistas tildaron como la possessió «más valiosa» de la Isla, en cuanto a bienes etnológicos, ambientales y arqueológicos se refiere.

March y Muñoz censuraron también la «permanente connivencia entre promotores, partidos y administraciones» para «rebajar la protección de esta zona» y, a la vez, «ir aprobando distintos proyectos de carácter inmobiliario». Según esta organización, la calificación urbanística y ambiental de Son Real «no responde a los verdaderos valores naturales, paisajísticos y patrimoniales» de la finca, sino «a los intereses de las distintas promotoras que han ido presentando proyectos dentro del ámbito de la antigua» propiedad.

A su parecer, un paseo por Mallorca «confirma que la Isla no se puede permitir más urbanismo a la carta», sino que requiere el «compromiso firme» de las instituciones para que el patrimonio natural y cultural «no siga desapareciendo en beneficio de unos cuantos». Según el GOB, a pesar de que Son Real es la finca «más emblemática de Santa Margalida», se pretende ubicar en ella un campo de golf de 27 hoyos que incluye «un hotel de 450 plazas, un centro social, bares, restaurantes, comercios» y otros servicios. A cambio, sostienen los ecologistas, el Ajuntament de Santa Margalida «recibirá en cesión 8,5 hectáreas para uso deportivo-social y recibirá la cantidad de 150.000 euros».