Antoni Oliver, a la izquierda, en el momento de recibir la vara de alcalde. Foto: JOSEP MARIA SASTRE

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J. M. SASTRE En una sala de plenos llena hasta la bandera, ayer se llevó a cabo el cambio de alcalde de Son Servera en virtud del pacto adoptado en octubre de 1999 entre PSOE y PSM, tras aprobar una moción de censura al grupo municipal del PP, que había sido el partido más votado en las elecciones de junio de 1999. Antoni Oliver, el primer alcalde de Son Servera por el PSM, recibió la vara de alcalde de manos de su socio de gobierno, Eduard Servera (PSOE).

Se da la circunstancia de que Oliver se presentó como «número cuatro» en la candidatura del partido nacionalista. Sin embargo, la dimisión hace año y medio, del candidato a la Alcaldía por el PSM y primer teniente de alcalde, Antoni Cànoves, le colocó ayer en la presidencia municipal. De hecho, en su discurso de ayer, Oliver elogió a Cànoves, quien no estuvo presente en el acto.

Por su parte, el alcalde saliente, Eduard Servera, hizo un repaso a los proyectos realizados durante los casi dos años que ha estado al frente de Consistorio para «mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de Son Servera. «Toda acción conlleva una reacción y yo sabía esto. Cada vez que hemos tomado una decisión lo hemos hecho a sabiendas de que habría gente a favor y en contra», explicó Servera, quien añadió: «Cuando uno tiene razón, el temporal dura poco tiempo».

En este sentido, destacó las polémicas con los transportistas por la prohibición de verter escombros en Son Servera, con la Policía Local por su convenio laboral, la reforma circulatoria o el polémico pleno de mayo de 2000 en el que se debía debatir la inclusión del municipio en el futuro parque natural de las montañas de Artà.