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T. GARCIES/M. B. Una cuarentena de ciudadanos de Puigpunyent, la mayoría jóvenes, ha firmado una carta de protesta por la actuación de varios agentes de la Guardia Civil en la madrugada del pasado viernes que ha sido remitida al Ajuntament, al cuartel de la Benemérita de Esporles y a los medios de comunicación. Según los afectados, el conflicto tuvo lugar cuando una patrulla de la Guardia Civil se presentó ante el Cafè Es Planet, solicitó la presencia del dueño y le hizo parar la música y retirar los vasos que había en la calle, donde varios clientes estaban de tertulia. Un vecino había llamado a la Benemérita quejándose del ruido.

«De forma amenazadora, los agentes dijeron que nos retiráramos de la calzada y quedaron en el coche, aparcado sobre una línea amarilla contínua mientras seguíamos hablando tranquilamente», cuentan. Una segunda patrulla, al parecer procedente de es Pont d'Inca, llegó sobre la 1.40 horas: «Nos amenazaron diciendo que nos denunciarían a todos y pidieron que nos identificáramos».

A la pregunta de cual era el motivo del problema, los agentes contestaron «despectivamente», según los jóvenes, que «por alteración del orden público». Los afectados se manifiestan perplejos por la actuación de un agente en concreto. El diálogo degeneró, los guardias exigían que les hablaran en castellano y los jóvenes se negaron. Los afectados decidieron presentar una queja ante la Delegación del Gobierno.

El sábado por la mañana, el dueño del local, Xisco Morey, fue detenido y permaneció retenido el fin de semana en el cuartel de la Guardia Civil, teniendo que prestar declaración por una supuesta falta de altercado público. El alcalde, Josep Muncunill, ha dicho que «el problema es complejo porque los jóvenes no tienen dónde ir y provocan molestias a los vecinos». También cree que la actuación de los agentes fue demasiado contundente.