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La beatificación de sor Francinaina hace ahora once años es el punto sobre el que se basa la fiesta en honor a la hermana de la caridad con la que cada año por estas fechas se vuelca el pueblo de Sencelles.

Desde el jueves pasado y hasta el día de ayer, los sencellers protagonizaron diversos actos en honor a la beata que alcanzaron ayer su mayor expectación con la veneración del sepulcro y una ofrenda floral al monumento de la beata que preside la plaza. Grandes y pequeños con su ramo de flores en la mano partieron hacia el convento de las Hermanas de la Caridad donde reposan los restos de Son Francinaina.

Los más pequeños, vestidos de payeses y payesas, tocaron el sepulcro acompañados de sus mayores para pedir a la beata sus favores. Monseñor Joan Bauçà, rector del seminario, celebró la eucaristía. La devoción a Sor Francinaina se sucede durante todo el año y lo demuestra que en 1999, la Beata fue visitada por 18.411 personas.