Reportaje

De cárcel a basurero: el lamentable estado de la antigua prisión de Palma

Los okupas que resisten a la espera del desalojo del viejo centro penitenciario acumulan enormes cantidades de residuos que elevan el peligro de incendio

Imagen del patio de la antigua cárcel de Palma, llena de basura | Foto: F.F.

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La antigua cárcel se ha convertido en un dolor de cabeza para las administraciones competentes, en especial para el Ajuntament de Palma. La presencia de numerosos okupas, algunos de ellos mostrando actitudes reacias a su salida y poco cívicas, sumada al deteriorado estado del recinto, abandonado desde hace lustros y víctima de incendios, asaltos y del vandalismo, han convertido al viejo centro penitenciario, ubicado a las afueras de la ciudad, en la carretera de Sóller en un peligro público.

Porque los vecinos recelan de la presencia de los okupas en las zonas próximas a la vieja cárcel, de la que entran y salen con total libertad de movimientos para pasear y moverse por la zona. Los mismos que han convertido el interior del recinto en una bomba de relojería, en un potencial foco de incendios que en más de una ocasión han movilizado ya a los Bomberos de Palma y a los demás servicios de emergencias.

Una de las garitas, llena de basura. Foto: F.F.

Un problema latente ante la gran cantidad de basura acumulada sin control en la vieja cárcel y el importante volumen de material combustible que se amontona en zonas en las que las altas temperaturas de estas fechas elevan exponencialmente ese peligro, multiplicado por la presencia de metales o vidrio. Por no mencionar los roedores, gatos y demás fauna que habita en los diferentes rincones del otrora centro penitenciario de Mallorca.

Los restos de anteriores incendios comparecen a la vista de quien se aventura a atravesar la pequeña puerta que da acceso a las antiguas viviendas anexas a la cárcel antigua de Palma, pendiente del desalojo y proceso de demolición para cerrar un largo periplo burocrático que debe conducir a la construcción de viviendas en ese espacio hoy degradado.

Una de las zonas, llena de basura. Foto: F.F.

Desde la misma puerta de entrada se puede observar la acumulación incontrolada de residuos, que abarrotan una de las garitas, para más adentro, ver estancias convertidas en vertederos. Una imagen que se repite en zonas más abiertas como el pasillo que separa el edificio principal del muro que delimita, con la calle, al que también se puede acceder libremente desde uno de los flancos de la construcción.

Un antiguo espacio interior, incendiado anteriormente. Foto: F.F.

Pero la imagen resulta más llamativa cuando se accede al patio interior. Allí queda en pie una vieja canasta de baloncesto, rodeada de ingentes cantidades de basura que inundan la antigua zona de recreo, convertida también en espacio de ducha y aseo para los okupas, a los que no parece asustarles la posibilidad de un incendio y que se muestra totalmente despreocupados por su próxima salida del recinto, un emblema de Palma condenado a una degradación interminable.