Final feliz para el propietario de la cafetería de Palma: EMAYA reubicará el polémico contenedor

Tras la queja del comerciante a Ultima Hora para dar a conocer su caso, la empresa municipal ha retirado las vallas y promete buscar una nueva ubicación para el punto de recogida en la calle Jaume Balmes

Gabriel Jaume posa sonriente desde el interior de su cafetería una vez le han retirado las vallas donde se iba a instalar el contenedor | Foto: Gabriel Jaume

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El conflicto que mantenía en vilo a Gabriel Jaume, propietario de la cafetería Pro-Fit en la calle Jaume Balmes de Palma, ha tenido un desenlace positivo. EMAYA, la empresa municipal de limpieza, ha dado marcha atrás y ya ha retirado el contenedor que inicialmente se iba a colocar frente a su local, tras las quejas del comerciante a Ultima Hora.

Este viernes por la mañana, Jaume ha charlado con el jefe de obras, que se ha desentendido del asunto alegando que era «cosa de los superiores». A media mañana, cuatro operarios de EMAYA se han presentado en la zona y, tras una breve conversación con el comerciante, se ha identificado al director responsable de la instalación.

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Según el relato de Jaume, el directivo ha negado haber autorizado la colocación del contenedor justo frente al negocio: «¿A ti te parece que yo voy a poner esto aquí?», le ha espetado. Finalmente, y tras corroborar que las vallas ya estaban instaladas en el lugar, los operarios han procedido a retirarlas casi de inmediato.

Así se encuentra ahora el exterior de la cafetería, ya sin las vallas que indicaban donde se iba a colocar el contenedor.

Desde EMAYA han explicado que todo se debe a una «confusión» y aseguran que buscarán una ubicación alternativa en la misma calle, pero más alejada de los comercios. Gabriel, por su parte, ha confirmado que presentó una reclamación formal el día anterior y ha agradecido la rápida reacción una vez se ha aclarado la situación. «La cafetería es lo que me da de comer, es una gran alegría que finalmente no lo vayan a instalar», comenta emocionado.

Con este giro, el comerciante respira aliviado. Tras varias horas de incertidumbre, su cafetería no tendrá que convivir con un nuevo contenedor a escasos metros de sus mesas exteriores.