OKUPACIÓN EN MALLORCA

Benito Pons, número 15: Los 'decanos' de la okupación en la zona de Pere Garau y Palma

Una finca en obras abandonada hace lustros resiste como uno de los primeros vestigios de este fenómeno en toda la ciudad

Fachada del número quince de la calle Benito Pons de Palma, un edificio okupado

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Lleva años ofreciendo este aspecto de edificio a medio construir, todavía con restos y señales de la lejana ya presencia de obreros en lo que iba a ser un bloque de viviendas en el número quince de la calle Benito Pons, en la barriada palmesana de Pere Garau. Se quedó en eso, en un proyecto y poco más que el esqueleto, porque buena parte de las paredes ni se llegaron a cerrar, quedando cada una de las cuatro plantas a su libre albedrío.

Dicen los vecinos que a raíz de la crisis de finales de la primera década del presente siglo fue cuando aparecieron los moradores de esas infraviviendas, que parchean el acceso a los servicios básicos y han tapado la fachada como han podido: tablones, chapas, palés, alguna ventana suelta, un parche de obra por aquí... Mientras un cable se extiende hasta el interior del edificio. Otra imagen clásica de la okupación.

Lo que sí se selló es la planta baja, el acceso desde la calle. Una puerta metálica con su cerradura preside una pared de ladrillos que dista de lo que fue un acceso abierto en el que algunos vecinos incluso aprovecharon parte de las maderas y materiales que quedaron olvidados de la obra para su beneficio, asegura un comerciante del barrio.

Se atisban señales de vida y ya se ha convertido en una parte más del paisaje, de la postal de la calle. Pasan completamente inadvertidos ya porque llevan demasiado tiempo allí. Son los 'decanos' de los okupas en Pere Garau y, con toda probabilidad, en Palma dentro de este formato de asalto, años atrás, a una obra abandonada que han convertido en su hogar.

Refieren los que por allí viven que hubo momentos de tensión al principio, algunos episodios desagradables, pero que ahora muchos ya ni recuerdan. En una ciudad en la que el fenómeno de la okupación crece de forma incontrolada y exponencial, el número 15 de la calle Benito Pons es todo un ejemplo de supervivencia. Todavía más ante la peligrosidad de unos balcones a los que no apetece ni se recomienda asomarse.

Cuatro pisos y una pequeña azotea, junto a los tapiados bajos, quedan como un punto de referencia de la okupación, que aterrizó allí cuando apenas nadie sabía o hablaba de ella, o era un fenómeno vinculado a colectivos anarquistas, radicales o antisociales. Ese silencio juega a su favor, porque nadie más llamó a la puerta para reclamar la obra, que sigue y seguirá a medias si nadie lo remedia.