EMERGENCIA HABITACIONAL

El mapa de los asentamientos en Palma: de la antigua cárcel a un campo de fútbol

Son Serra Parera, Sa Riera, Germans Escalas, Can Valero o Son Rossinyol son algunos de los principales focos de un fenómeno que llega a Can Pastilla e incluso el aeropuerto

En las imágenes, la antigua cárcel de Palma (arriba) y Son Serra Parera (abajo). A la derecha, el asentamiento que bloquea un camino en Can Pastilla | Foto: F.F.

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El Debate del Estado de la Ciudad ha tenido un punto estrella dentro del discurso del alcalde de Palma, Jaime Martínez, que no podía dejar de lado la labor que desde Cort se lleva a cabo para confeccionar un censo fiable de asentamientos y personas en situación de emergencia habitacional en diferentes escenarios: desde caravanas a chabolas, pasando por vivir bajo un puente e incluso en el interior de la antigua cárcel o dentro de un campo de fútbol abandonado.

Martínez cifró en unas 600 las personas identificadas y que viven en diferentes asentamientos en el municipio, desperdigados por todo el territorio que comprende. A ello cabe unir el fenómeno del caravanismo, con más de 150 vehículos localizados, algunos de ellos vacíos, en escenarios como Son Güells y Son Hugo, dos de los epicentros de este movimiento, junto a otros en auge como Ciutat Jardí, es Carnatge o Son Dameto.

Pero la radiografía y el mapa del sinhogarismo en Palma, al margen de la okupación en viviendas, locales o naves, deja un escenario muy abierto, con episodios aislados o individuales en lugares impensables, pero también con una serie de asentamientos organizados o que han ido creciendo en torno a zonas industriales de manera especial (Can Valero, Son Castelló, Son Rossinyol, Son Morro...), sin dejar de lado a la cantidad de personas que, a título individual, se mueven y duermen por las calles de la ciudad y barriadas periféricas, siendo las más difíciles de contabilizar en algunos casos.

Aunque el centro de Palma no se libra, con casos como el de la Plaça Comtat del Rosselló -desalojados por Cort este lunes- o algunos indigentes que se mueven por la zona del Paseo Mallorca o Jaume III, además del Parc de la Mar o Ses Voltes.

Son Serra Parera

Sin duda, el espacio frente al parque de Son Serra Parera y lo que fue el Riskal, en la carretera de Establiments y camino del Secar de la Real, es el más llamativo de todos. En una ladera, con Can Valero de fondo, se ha levantado un asentamiento de dimensiones industriales, en el que además de las chabolas de todo tipo se han construido incluso gallineros y no resulta extraño ver cerca de la carretera a alguna de esas aves como despistada.

La presencia de personas de origen rumano y de otros países del Este de Europa ha engrosado la magnitud de un poblado en toda regla, en el que algunos contados mallorquines resisten entre una población formada principalmente por extranjeros que se dedican, en buena medida, a la recogida de chatarra y otros enseres, e incluso en algunos casos a la mendicidad.

La cárcel vieja

Ahí radica un foco de conflicto importante. Calcula Cort que se alojan unas 150 personas, de variado perfil social. Se niegan a abandonar el antiguo centro penitenciario y el Ajuntament de Palma busca una solución legal y lo menos traumática posible para poder acceder al mismo, derribar sus edificios en estado de ruina y desarrollar su idea de levantar viviendas destinadas, prioritariamente, a fines sociales o que ayuden a paliar la situación de crisis habitacional que sufre Palma y conduce a situaciones como las de insalubridad e inseguridad de la vetusta cárcel de la carretera de Sóller.

Este proyecto permitirá liberar unos 3.000 metros cuadrados de terreno, incluyendo una serie de espacios no construidos. Las viejas instalaciones serán demolidas, caso de los dos antiguos módulos de admisión y los bloques de viviendas donde residían los funcionarios, edificios en un estado ruinoso y de inseguridad importante. No en vano, los funcionarios de Cort aprecian un riesgo serio de incendio (a causa de la acumulación de basura y diverso material combustible) o derrumbe.

Germans Escalas

A pocos metros de la vía de cintura y pegado al parque del polideportivo Germans Escalas, el paso de los meses ha ido dibujando un poblado que se ha extendido en paralelo a la autovía. En el que habitan decenas de personas en diferentes barracas y tiendas de campaña. Incluso al otro lado del asfalto hay un pequeño asentamiento bajo el conocido como 'puente del Rafal'.

El asentamiento de Germans Escalas tiene accesos por el mismo parque, pero también por el puente que está a sus pies, al otro lado del campo de fútbol del Atlético Rafal. El buen estado de las infraviviendas llama la atención, además de otros espacios singulares como pequeños huertos bien cuidados o sencillas barbacoas o braseros de obra.

Sa Riera

Es un punto caliente e incluso conflictivo. Bajo el puente que delimita el Parc de Sa Riera, junto al skatepark y bajo la avenida Salvador Dalí, se levanta un asentamiento de ciudadanos de la Europa del Este, algunos de ellos de avanzada edad, que ha pasado de ese área cubierta al terraplén que da acceso a un campo de fútbol municipal o lo que fue un taller de marmolería.

La presencia de un generador de corriente y, en ocasiones, de humo llama la atención de los patinadores y habituales del parque, que han soportado en más de una oportunidad las malas maneras de los indigentes, que bajo el puente han vallado el acceso y levantado varias chabolas que se extienden más allá, incluso con un acceso hormigonado para evitar que se complique el camino en los días de lluvia.

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El torrente de Sa Riera, además, es un punto de encuentro de asentamientos de todo tipo a lo largo de su cauce. Desde chabolas gigantes hasta asentamientos bajo puentes o a varios metros de altura. A sus ocupantes, en momentos de alerta por precipitaciones, se les suele avisar para abandonarlos por precaución o estar atentos ante la subida del torrente.

Polígonos industriales

Unas zonas en las que se ha multiplicado la presencia de chabolas y asentamientos son las proximidades de los polígonos industriales. La zona de Can Valero es una de las más tomadas por estos poblados, especialmente bajo los puentes de la vía de cintura, aunque también al pie de Sa Riera. Allí, la presencia de ciudadanos de países como Rumanía, Bulgaria e incluso Rusia, llama la atención, de la misma manera que la acumulación de basura en las zonas cercanas a la vía de cintura, donde también se han levantado tiendas de campaña que acogen a personas individuales o grupos reducidos de trabajadores que han denunciado, incluso, intentos de robo por parte de jóvenes argelinos en esos asentamientos que se esconden, en muchos casos, entre la maleza.

Son Castelló presenta un importante poblado tras las instalaciones de la ITV, también al pie de un torrente (Na Bàrbara) y, un poco más adelante, en Son Rossinyol y pegado a la vía del ferrocarril de Sóller, otro gran enclave se alza junto a un colegio y unas serie de naves industriales. Una zona, además, en la que se han producido incendios e incidentes que han obligado a actuar a la fuerza pública.

Vía de cintura

Ambos costados de la autovía que rodea Palma no están exentos de esta problemática y, en algunos lugares escondidos, se pueden encontrar este tipo de asentamientos, la mayor parte de pequeña escala. Uno de los más vistosos se levanta permanentemente junto al aparcamiento de una superficie comercial, mientras que en dirección a Can Valero, la suciedad se ha amontonado durante meses a pocos metros del asfalto.

Allí, un grupo de entre una de tres personas se ha movido de forma regular, a la par que la suciedad llamaba la atención de los conductores justo frente a Ca l'Ardiaca, lugar de reunión de algunos de estos sintecho, algunos de los cuales se agazapan entre la vegetación de la autovía para pasar inadvertidos.

También frente al Estadi Balear, varias personas han aprovechado un espacio vacío para vivir en infraviviendas, no muy lejos del puente bajo el que se levantó un asentamiento que generó problemas de insalubridad y fue desalojado por el Ajuntament de Palma meses atrás.

Can Pastilla y Playa de Palma, en auge

El fenómeno del sinhogarismo y los asentamientos ha llegado incluso a las puertas de establecimientos hoteleros. Más allá de la okupación del Baluard del Príncep, en Can Pastilla han aparecido asentamientos cerca del colegio público y de algunos establecimientos hoteleros. Barracas, tiendas de campaña y algunos afortunados que se han instalado en casas en ruinas dibujan un paisaje que en invierno resultaba más corriente, siendo llamativos asentamientos como el ubicado frente al mar, y que fue levantado tiempo atrás para desalojar a un hombre de avanzada edad -que se ha mudado a la zona de asentamientos-.

Además del existente en la zona del Ballermann, donde primero unas galerías comerciales, y después un aparcamiento cubierto, sirven de dormitorio para indigentes que se esparcen por diferentes áreas, como La Ribera, donde en un parque pernoctaban algunos de ellos, generando a su vez molestias a vecinos y turistas.

Sin duda, una historia llamativa es la de la persona que lleva años viviendo en el antiguo campo de fútbol de Can Pastilla, abandonado desde hace años y en el que reside junto a su hijo y un perro en un espacio insalubre y poblado por la vegetación, a pocos metros de un asentamiento que se ha permitido el lujo de instalarse y cortar un camino vecinal, ante el asombro de los residentes.

El Molinar o el Coll d'en Rabassa son algunas de las zonas periféricas de costa en las que la indigencia está presente, pero de menor manera, siendo superadas por otros fenómenos como el caravanismo o la okupación.

Son Forteza

Bajo un puente d ela vía de cintura, al final de Jacint Verdaguer, un enorme poblado se erigió para mudarse unos metros más allá con el inicio de las obras. Decenas de personas fueron llegando a ese punto para, al quedarse sin espacio, desplazarse hasta un solar adyacente, donde algunas barracas llamaban la atención de los vecinos.

Aeropuerto

Otro caso que ha saltado a la primera línea informativa ha sido el del aeropuerto de Palma, hogar durante los meses de invierno de decenas de sintecho que pasaron de un espacio de tránsito entre las terminales y el aparcamiento, a instalarse en las zonas de salidas y llegadas, provocando incidentes y molestias a turistas, usuarios y también al personal y los negocios de Son Sant Joan.

Ante el crecimiento del volumen de personas en el aeropuerto, Aena decidió cerrar el grueso de las puertas de las terminales en horario nocturno, además de elevar el nivel de seguridad en las zonas en las que se reúnen estos sintecho, algunos de los cuales intentan pasar inadvertidos por los largos pasillos de Son Sant Joan.