Los niños de Plaza Patines se achicharran

Los padres reclaman más sombras porque la pérgola de Cort no es suficiente

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Llevar al niño al parque, en concreto el de Plaza Patines, se ha convertido en una temeridad desde mayo. Ahora, a pocos días de que acabe el curso, dejar al retoño a pleno sol jugando es una osadía que se paga cara: la insolación y los golpes de calor están casi asegurados.

Los padres que llevan a su prole al parque de la Plaza Patines ya han puesto el grito en el cielo. Las cubiertas que había instalado el año pasado el Ajuntament de Palma, por desgracia no tienen mucha efectividad. «Los niños están debajo de la poca sombra que hay. Los padres intentan no morir en el intento y las pérgolas cubren donde no toca», dice Ángela, en nombre de todos los progenitores que sufren las altísimas temperaturas que sufren en este enclave de Palma.

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De hecho, respecto a otros puntos cercanos, la Plaza Patines y su colegio colindante, el CEIP Aina Moll, siempre se han caracterizado por su microclima, en el que las temperaturas son más altas. Así, en las aulas del colegio desde mayo se alcanzan los 28 grados centígrados a partir de las nueve de la mañana. Los golpes de calor entre los alumnos que hacen educación física a mediodía en el patio no son algo extraordinario.

Los padres del CEIP Aina Moll habían organizado hace dos años una sombrillada para protestar por la carencia de sombras en este espacio público. Cort instaló estas pérgolas pero, dicen, no sirve de mucho. Y todos se esconden bajo los árboles.

Los progenitores también denuncian que los juegos infantiles alcanzan temperaturas asombrosas. En concreto, la superficie metálica del tobogán a pleno sol se ha convertido en todo un peligro: las posaderas de los usuarios se queman. Como dice Ángela y muchos otros padres de este parque, «al final, lo mejor para bajar la temperatura del parque son los árboles». Plaza Patines se ha convertido en terreno vedado hasta septiembre.