Barrios de Palma

El Mercat, donde el turismo se abre paso y el pequeño comercio busca sobrevivir

L’Olivar, el mercado más grande de Palma, es el eje de una barriada en la que el alto precio de la vivienda choca con la imagen de la indigencia

Acceso principal al Mercat de l'Olivar | Foto: F.F.

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El Mercat de l’Olivar, el establecimiento municipal de este tipo más grande de Palma, es el corazón de un barrio céntrico al que ese icono da nombre. El Mercat es el espacio que se esconde entre Avingudes y Plaça d’Espanya, flanqueado también por el barrio de Sindicat, La Missió, la Plaça dels Patins, Arxiduc o Marqués de la Fontsanta. También en el centro de Palma, se articula en torno a diferentes arterias con marcado carácter comercial, aunque ahí, el pequeño comercio tradicional y en muchas ocasiones familiar busca resistir ante el impacto de las grandes firmas y franquicias que pueblan las principales calles de esa zona de la capital.

Rincones como Els Geranis o la calle Velázquez, emblemáticos espacios comerciales años atrás, muestran un aspecto en el que persianas bajadas y menos peatones que antaño dibujan la cruda realidad dentro de ese barrio que no se libra de otros fenómenos típicos y habituales en el casco antiguo de Palma, aunque la ubicación del Mercat lo convierte todavía más en un barrio atractivo con mayor gancho.

Calle Velázquez, una vía comercial de referencia en Palma. Foto: F.F.

Nuevo perfil

Cada vez más, y de la misma manera que en zonas próximas como Sindicat, los negocios orientados al nuevo perfil de residente en la zona, en la que la gentrificación resulta por ahora menor que en otras aunque el elevado coste de la vivienda la hace muchas veces inasequible para la población local que no es propietaria.

Imagen de la Plaça del Comtat del Rosselló. Foto: F.F.
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Ahí se suman otros asuntos que los vecinos ponen sobre la mesa, como la sobreocupación en algunas áreas de lavía pública por parte de las terrazas, además del cambio radical de la fisinomía el Mercat de l’Olivar, especialmente en la zona de venta de pescado fresco. Ahí, los tradicionales puestos de toda la vida han ido perdiendo espacio para convertirse en foco de atracción de turistas que visitan los bares y establecimientos de restauración. Una tendencia que se expande de menor manera en el resto de espacios del Mercat de l’Olivar, cuyo aparcamiento subterráneo, junto al de la Plaça Espanya y la Plaça Major son la alternativa para desbloquear el problema de movilidad que acarrea una zona céntrica de este calado.

Antiguo bingo y teatro balear. Foto: F.F.

Preocupación

Un fenómeno que preocupa a los residentes, que destacan aspectos como la limpieza, es la presencia de personas sintecho que general problemas en la zona de la Plaça del Comtat del Rosselló, frente al Mercat y el edificio del antiguo bingo y teatro Balear. Sobre otro aparcamiento subterráneo, se instalan en los accesos superiores o cerca del espacio dedicado a bar y hoy cerrado, generando molestias a turistas, residentes y transeúntes. De la misma manera que hacen sus necesidades en aquel espacio, obligando a intervenir en los jardines próximos. Un perfil diferente es el de quienes e ven obligados a acudir a la iglesia dels Caputxins, formando unas colas que también forman parte, a determinadas horas, de la postal de la zona.

Espacio en el que se han instalado sintecho en la Plaça Comtat del Rosselló. Foto: F.F.

El elevado número de turistas que transita por allí agobia en ocasiones a los residentes, aunque la amplitud de algunos espacios, a excepción de calles como Sant Miquel, permite aliviar este golpe, toda vez que no es una puerta de acceso como son otros barrios del perfil de la Seu.

Iglesias como Sant Felip Neri o el claustro de Sant Antoniet, e incluso la de Sant Miquel, además del Mercat de l’Olivar forman parte del rico patrimonio cultural y urbanístico del barrio.