Barrios de Palma

«El mallorquín es una especie en extinción en el centro de Palma»

Vecinos de la zona de Sindicat lamentan la «pérdida de identidad» del barrio y de la ciudad y claman contra el incivismo y la saturación turística

Imagen de las terrazas en la Plaça d'en Coll | Foto: F.F.

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El cambio radical que experimenta el centro de Palma, con la llegada de numerosos residentes extranjeros que se adueñan de un segmento importancia de la oferta inmobiliaria y son piezas claves en la transformación de buena parte de sus barrios, no pasa de largo para los residentes de toda la vida o quienes han intentado o buscan asentarse en barriadas como la de Sindicat. Esa sensación, en ocasiones, de sentirse fuera de la Isla o en un espacio extraño les hace recelar y lamentar una situación que conduce hacia un fenómeno tan extendido como el de la gentrificación.

«El mallorquín es una especie en extinción en el centro de Palma», asegura uno de los vecinos de Sindicat, que lamenta las situaciones de colapso que viven en ocasiones, especialmente durante el verano, o en los días en los que los cruceristas toman las calles del centro. «A veces resulta imposible moverse», denuncia otro residente, quien destaca la «pérdida de identidad» que que sufre buena parte del casco antiguo, ante la eclosión y expansión de diferentes negocios, establecimientos comerciales y oferta destinada o dirigida a ese nuevo perfil de residente foráneo.

Acceso a las galerías comerciales de la Plaza Mayor. Foto: F.F.
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A todo ello, suman el ruido y los problemas de espacio que generan, por ejemplo, las terrazas en algunas calles y plazas. «No se puede ni andar», explican, además de señalar aspectos como el incivismo que se genera a raíz de estos locales, aunque también el alquiler vacacional supone un dolor de cabeza añadido para los vecinos, que en ocasiones deben soportar «fiestas y música a deshoras».

Por ello, reclaman al Ajuntament de Palma y a la Policía Local que tomen cartas en el asunto para respetar el descanso y la convivencia en espacios como la zona de Sindicat, «aunque sabemos que pasa en otros barrios del centro», lo que expande el descontento que ha quedado reflejado en esta misma sección en otros enclaves del casco antiguo.

A todo ello, suman la suciedad que generan estas fiestas y las personas que hacen sus necesidades en algunas calles o plazas de la barriada, dando así una mala imagen que posteriormente deja como testimonio desagradables olores con los que deben convivir los vecinos.