SINHOGARISMO

Infraviviendas con vistas al Estadi Balear... y a la autovía: «Mejor esto que dormir en la calle, ¿no?»

Dos hombres y una mujer habitan en un espacio rodeado de basura junto a una gasolinera en un extremo de la calle Sant Damas

Imagen del acceso al asentamiento existente frente al Estadi Balear. | F.F.

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En uno de los extremos de la calle Sant Damas, en la zona a caballo entre la Soledat norte y Son Gotleu, pero a pocos metros de la vía de cintura y del Estadi Balear, un asentamiento lleva años en pie, aunque ha sabido agazaparse de tal manera que puede pasar inadvertido para los turismos. No así para camiones o autocares, que tienen una buena perspectiva de esas pequeñas casetas levantadas en un rincón de ese terreno que linda con otro solar, con la gasolinera y con la autovía, cuyo ruido forma parte del paisaje sonoro de sus habitantes.

Son tres, asegura una pareja que lleva años viviendo allí. Miguel Ángel, Rosa y Kiko son quienes habitan en ese lugar al que se accede por una improvisada puerta construida con somieres metálicos y que está abierta. Llama la atención un buzón, con el nombre completo de uno de sus ocupantes e incluso con número propio del domicilio, entre maletas y otros restos de basura que presiden la entrada. Las viviendas están perfectamente levantadas con ladrillos y cubiertas, tapándose con toallas y grandes trozos de tela.

Las infraviviendas levantadas en ese solar de la calle Sant Damas. Foto: F.F.

Reconocen Miguel Ángel y Rosa que el solar «está muy sucio», y le echan en cara al otro residente que acumule todos esos residuos, aunque se comprometen a limpiarlo. «No podemos pagarnos una casa, incluso trabajando como yo», dice Rosa, que prefiere no dar detalles sobre su profesión ni lugar de trabajo. «El sueldo no te basta para nada y hemos acabado aquí», refieren, señalando la caseta en la que vive el otro hombre, del que dicen que lleva «varios años aquí».

Miguel Ángel y Rosa, dos de los residentes en el asentamiento. Foto: F.F.

Apenas tienen noticias de los servicios sociales, de los que dicen que «alguna vez han pasado por aquí, pero no se le ve y no nos ayudan», explican Miguel Ángel y Rosa, quienes se han acostumbrado al ruido de los coches «porque al final, tantas horas aquí, ya ni lo notas», dice ella, resignada junto a su compañero al destino que les ha tocado. «No estamos aquí por que queramos, es que es imposible pagar un alquiler. Y mejor esto que dormir en la calle, ¿no?», apunta.

Detalle de las infraviviendas pegadas a la vía de cintura. Foto: F.F.

Cerca de allí, aunque al otro lado de la vía de cintura, se levanta uno de los asentamientos chabolistas más importantes de Palma. Lo hace fuera de los límites del parque del polideportivo Germans Escalas y también lindando con la vía de cintura. En el mismo costado de Sant Damas, bajo el puente que cruza la autovía hacia el Estadi Balear, tiempo atrás se instalaron otros sintecho que fueron desalojados ante las quejas de los vecinos. Y bajo el puente del Rafal, otro grupo de indigentes sigue apostado dentro de otro lugar de concentración dentro del eje que supone la vía de cintura.