PROBLEMÁTICA

La Femu: el barrio en pleno 'baby boom' con pocos servicios

El crecimiento del barrio por las nuevas viviendas hace que se disparen sus necesidades

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Se encuentra en plena expansión constructora y los niños llenan el parque. La Femu está en plena eclosión urbanizadora y familias jóvenes y parejas se mudan, en busca del único refugio en el que se construye vivienda para la maltrecha clase media de Palma. Aunque los precios ya se han desbocado, como no podía ser de otra manera.

Es uno de los pocos puntos en los que está creciendo la ciudad y como tal, ahora que sus pisos se van llenando de habitantes recién mudados, se están encontrando con carencias importantes. La ultima que han conseguido suplir, la apertura de un supermercado en la calle Pablo Iglesias. Los vecinos, dicen, echan de menos «un bar donde tomar algo en la terraza».

La lista de peticiones de la recién nacida asociación de vecinos de La Femu es larga. La primera salió a relucir el pasado 20 de abril, cuando celebraron una jornada familiar reivindicativa para conseguir un parque infantil inclusivo. Sobre todo teniendo en cuenta que la Fundación Nemo está en la acera de enfrente y ese parque sería un lugar perfecto para las familias de niños con necesidades especiales.
Desde por la mañana hasta la noche se celebraron actividades y conciertos al que asistieron medio millar de personas: aunque de nuevo cuño, esta barriada está muy viva. Los actos vecinales en esta barriada de nuevo cuño tienen muchísima afluencia. Justo antes de Sant Sebastià organizaron una gran torrada en el parque con la asistencia de más de medio millar de vecinos.

«El parque está muy bien pero está muy vacío. Hace dos años que lo recepcionó el Ajuntament y hay una partida presupuestado para este año pero no sabemos cuándo van a hacer las obras», señalan Tomás Carracedo y Rosa Arias, tesorero y presidenta de la asociación vecinal respectivamente.

Una estación de calistenia, una pista de petanca, un circuito de salud para personas mayores, suelo de corcho o un castillo de obstáculos son algunas de las peticiones. Pero sobre todo «más puntos de luz. Estamos a oscuras y en verano tenemos que utilizar las linternas del móvil para localizar a los niños». Aunque la principal reivindicación es «que los perros dejen de estar sueltos en el parque cuando tienen un pipicán justo enfrente que no utilizan. Hacen sus necesidades en el césped y los niños no pueden utilizarlo», se lamentan Arias y Carracedo.

La ciudad, aseguran, está estancada si se comprada con otras ciudades de la Península. «Faltan parques, zonas deportivas, ludotecas, bibliotecas... Aquí apenas hay servicios salvo para el turismo», advierten. Y La Femu ha vivido una transformación demográfica brutal. En diez años se han construido 800 viviendas, «con 1.500 habitantes nuevos». Lo único que tienen, afirman es el polideportivo de Son Ferragut, pero carecen de PAC (tienen que ir al de Arquitecte Bennàssar, que afirman que ya está saturado), una biblioteca y una ludoteca.

El tema del colegio, advierten, es espinoso. Este curso se estrena el CEIP Tramuntana, junto al parque de La Femu. Sin embargo, de las tres líneas que tiene de infantil, dos están ocupadas por alumnos del CEIP Joan Capó, que son trasladados hasta allí. «Los niños de este barrio no tienen plazas. A mí hijo le tengo que llevar a otro colegio en otro barrio que me supone 45 minutos de trayecto en coche», se lamenta Arias, que advierte que «no hay plazas en los colegios públicos de esta zona escolar». Otros residentes han denunciado que son enviados incluso a Son Sardina, pese a tener un centro delante de sus casas.

La ciudad de los 15 minutos es una utopía en La Femu y el ataque de nervios al volante es habitual en una barriada con muchísimos niños que carecen de colegio en las cercanías. La vida de barrio, ir caminando al colegio, es una utopía para estos vecinos. Mientras tanto, se están empezando a construir nuevas fincas en la barriada, que sigue en plena expansión.

Carracedo señala que desde la primera fase de una promoción al último piso que se está levantando ahora han pasado más de diez años. Los precios, en esta última década, se han disparado. «El primer piso que se vendió en ese edificio tenía dos habitaciones, con garaje y trastero y costaba 180.000 euros. Ochenta y cinco metros útiles», cuenta Carracedo. El último piso de esa misma promoción se vendió por el doble.

Observatorio

La Femu es un observatorio perfecto para conocer la evolución de los precios de la vivienda nueva, que ahora está a precios prácticamente imposibles y, aún así, sigue ascendiendo. «Ahora mismo un piso de tres habitaciones con 85 metros se está vendiendo a 400.000 euros más gastos, que ascienden a más de 25.000 euros. Con estos precios, las familias que quieren acceder a una de estos pisos necesitan tener un mínimo de 70.000 euros para la entrada. Pese a todo, hay prisas por comprar uno de estas viviendas. «¿Quién se puede permitir pagar un alquiler de 1.500 euros, que es lo mínimo que piden ahora mismo en Palma?», se preguntan Carracedo y Arias.

La Femu sigue creciendo. No en vano, está a veinte minutos caminando hasta el centro. «Aún quedan solares», explican los vecinos, que cruzan los dedos para que alguno de ellos se dedique al ansiado centro de salud que necesitan tanto ellos como los vecinos del Parc de Ses Fonts, Conservatori, Amanecer, Es Coliseu o Son Oliva.