SINHOGARISMO

Las chabolas siguen expandiéndose cerca del colegio de Can Pastilla

Varias infraviviendas se levantan entre una montaña de botellas de cristal, colchones e incluso un contenedor a la entrada del núcleo

Imagen de una de las infraviviendas levantadas en el asentamiento próximo al colegio de Can Pastilla. | F.F.

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Muy cerca del colegio público de Can Pastilla y agazapado entre la maleza emerge un nuevo asentamiento chabolista en una zona turística. Rodeado de ingentes cantidades de basura y residuos incontrolados que suponen, a su vez, un riesgo potencial de incendio con la llegada del verano. Por la presencia de decenas de botellas de cristal e incluso una gran pieza circular de vidrio.

A medida que uno se adentra en el espacio, bajo el cobijo de varios árboles, aparecen las primeras chabolas, una de ellas decorada con carteles de actuaciones musicales típicas de la Playa de Palma en temporada estival. Protegidas con una cerradura, e incluso con restos de fuego y brasas cerca de las infraviviendas, las barracas se suceden con una prolongación natural de otro enclave ubicado no muy lejos, también a la vista de algún establecimiento hotelero.

Un montaña de botellas de cristal, junto al asentamiento. Foto: F.F.

A unos metros, pero más alejado del centro educativo, varios indigentes, rumanos en su mayor parte, pero también subsaharianos y algún español -caso de Mariano, un minero jubilado y su mujer-, se levanta otro espacio de chabolas en el que la basura de también la reina.

Una de las barracas del asentamiento. Foto: F.F.
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En este nuevo poblado, la sensación de dejadez resulta mayor. Incluso un contenedor aparece volcado junto a un enorme oso de peluche que emerge entre restos de todo tipo, siendo un terreno abonado para las ratas que alguno de los residentes asegura haber visto. Los mismos que reclaman al Ajuntament de Palma que haga algo antes de que un incendio o cualquier otro suceso obligue a actuar ya tarde.

Un contenedor volcado, junto al asentamiento. Foto: F.F.

Pero si algo llama la atención es una caseta que destaca respecto al resto. Pequeña, fina y levantada con varios tablones y cubierta con enormes plásticos, resulta complicado que su función sea la de vivienda. Pero al acceder a ella, destaca la gran novedad de este asentamiento: se trata de un espacio destinado a la higiene personal de los indigentes que allí residen, que incluso han dejado como pista varios botes de champú y gel. El agua corriente allí no llega, pero una gran cantidad de garrafas de plástico da la pista para explicar cómo cuentan con este bien elemental para poder, al menos, asearse.

Interior de un espacio destinado al aseo de los residentes. Foto: F.F.

Ahí radica el factor diferencial de este asentamiento, que también, como el próximo, se sitúa cerca de la planta hotelera de Can Pastilla, además de a escaso margen del colegio público y de unas viviendas cuyos ocupantes han de convivir con estos nuevos 'vecinos' que han hecho de esa zona de campo, abandonada y poblada por numerosos sintecho, su espacio vital.