OKUPACIÓN EN MALLORCA

Hablan los okupas: «Sabemos que la gente tiene miedo, pero estamos mejor aquí que en la calle»

Uno de ellos asegura que le han «engañado» tras haber pagado 5.000 euros a un gitano por aceder al edificio y aseguran todos que no tienen intención de provocar problemas

Mohamed, Moussa y Hamdan, sobre la terraza del edificio okupado en El Peñón | Foto: F.F.

TW

Son Mohamed, Moussa y Hamdan, tres jóvenes argelinos que llegaron de manera irregular desde su país hasta Mallorca y, en alguno de los casos, han encontrado un trabajo y legalizado su situación en España. Uno de ellos es educador en un centro de menores y se ha visto abocado a vivir de okupa «porque no hay pisos para alquilar que pueda pagar». Junto a él está Hamdan, que hace de aparcacoches para ganarse la vida; el tercero, Moussa, asegura haber pagado una importante cantidad económica a un gitano que le 'vendió' lo que fue el edificio de Pescados Miró en la zona de El Peñón, en la barriada del Coll d'en Rabassa. Junto a ellos vive un cuarto hombre, enfermo y hermano de Moussa. «Sabemos que la gente tiene miedo, pero estamos mejor aquí que en la calle», explican ante la visita del periodista de Última Hora.

Les visita y tutela Oussama, un joven compatriota suyo conocido por abrir muchas puertas a personas de su perfil que han llegado a Mallorca y no tienen una salida. «No roban, intentar ganar algún dinero como pueden, pero sin cometer delitos», explica en referencia a los okupas del Coll. «Yo les traigo material para pescar, algo de comida. Les intento llevar por el buen camino», añade Oussama, quien deja claro que «estos -en referencia a los cuatro- no son los que vienen a robar. Tenemos mala fama, pero no robamos, no son mala gente», asegura con rotundidad, responsabilizándose personalmente de sus actos si corresponde ante las fuerzas del orden.

Uno de los okupas, recogiendo agua del mar. Foto: F.F.

Sobre su posible salida, en caso de que Costas determine el derribo y el desalojo, no ponen pega alguna. «Cuando los propietarios quieran, nos iremos», dicen los okupas. Moussa, uno de ellos, explica que ha pagado «5.000 euros a un gitano que me vendió la casa. Me engañaron...», lamenta. Actualmente son cuatro, dos de ellos hermanos, aunque los vecinos aseguran que han llegado a ver a unas veinte personas en el antiguo vivero de langostas y edificio de Pescados Miró. «Era por el fin del Ramadán, pero no viven aquí, fue una cosa de un día», relatan.

Desconocidos

Aseguran al mismo tiempo que, ante la versión de los residentes y comerciantes, que hablan de tráfico de jóvenes argelinos o norteafricanos en la zona, «por aquí viene gente que no son los que viven. Vemos a rumanos, gitanos, argelinos, marroquíes, incluso españoles... pero que no se preocupen los vecinos que no quieren problemas, no van a robar», explica Oussama, quien traduce el discurso de sus amigos y compatriotas argelinos, que se alimentan en muchas ocasiones con los pescan en la zona.

Acceso al edificio okupado en la zona de El Peñón. Foto: F.F.

Enseguida, uno de ellos saca una caña de pescar mientras otro de los okupas insiste en que «no queremos ser un problemas. Mientras estamos aquí no robamos y buscamos trabajo, aparcando coches, pescando... Y si nos dicen que tenemos que marcharnos, nos iremos, pero nos quedaremos en la calle y eso es peor», espeta. «Entendemos que estén preocupados, pero venimos para intentar trabajar. No somos ladrones ni drogadictos, sólo buscamos una vida mejor», concluyen, lanzando un mensaje de tranquilidad a un entorno que vigila todos sus movimientos.