OKUPACIÓN EN MALLORCA

Okupan un antiguo vivero de langostas junto a El Peñón

Un grupo de argelinos se instala en la vieja sede de Pescados Miró, elevando la inquietud de los residentes y visitantes de esa zona costera del Coll d'en Rabassa

Imagen de una parte de la terraza superior del antiguo edificio de una empresa de pescados, en El Peñón, en el Coll d'en Rabassa. | F.F.

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El fenómeno de la okupación ha dado un paso más en Palma. Nada menos que un antiguo vivero de langostas sobre la bahía, lo que fue el emblemático edificio que ocupó la conocida empresa mallorquina Pescados Miró hasta hace unos años y que forma parte de la zona costera de El Peñón, en la barriada del Coll d'en Rabassa, ha sido okupado por un grupo de cuatro jóvenes argelinos que se han instalado en la parte superior de la construcción ubicada ya dentro del mar, donde llevarían entre tres y cuatro meses, según refieren algunos residentes.

Una situación que ha generado mayor inquietud y preocupación entre los vecinos y empresarios de la zona, que han sufrido varios robos e incidencias durante los últimos meses, señalando a perfiles similares a los que okupan el inmueble, que está en manos de Costas -que tiene sobre la mesa su posible derribo- y se encuentra en un estado de conservación preocupante, dado el largo lapso de tiempo que lleva abandonado, corriendo incluso riesgo de derrumbe por las deficiencias que muestra su estructura, especialmente en la parte inferior, que tiene acceso directo al mar.

La presencia de este grupo de inmigrantes norteafricanos se ha sumado a la de otros de idéntica procedencia que han elevado las alertas entre los residentes, que han reforzado la seguridad de sus viviendas ante los robos que se han producido y, a la vez, genera incertidumbre a las puertas de la temporada turística, cuando esa zona es muy transitada por visitantes que, bien se alojan en ese espacio del Coll d'en Rabassa, o acuden a la playa o a los locales de ocio y restauración existentes, donde ya se han producido actos delictivos, como robos de patinetes o bicicletas, además de teléfonos móviles, bolsos y otros objetos de valor.

Imagen de la edificación okupada en la zona El Peñón. Foto: F.F.
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Los cuatro okupas se han instalado en la parte superior, donde existe un habitáculo destinado a vivienda en el que se reparten, de la misma manera que han habilitado una pequeña cocina. Se alimentan gracias a lo que pescan o los víveres que les acerca un compatriota residente en la Isla y tienen suministro eléctrico gracias a un enganche irregular a la red, lo que molesta a vecinos y empresarios de la zona. Utilizan el agua del mar para limpiar y usan una fuente próxima para avituallarse, ya que no tienen acceso.

«Hay temor de cara al verano. Vemos robos, peleas, ruidos, molestias y también observamos que vigilan a la gente y las viviendas próximas», comentan residentes en la zona de El Peñón, Cala Gamba y el Coll, quienes advierten de diferentes hurtos y hablan de un «punto de encuentro o seguro entre Palma y la Playa de Palma para estos jóvenes», en referencia a los argelinos que han sido vistos allí.

Presencia policial

Tanto los vecinos como los propìos okupas refieren la presencia de la Policía Local y Nacional en el interior de lo que fue el edificio y vivero de Pescados Miró, sin poder intervenir ante esta okupación tan singular ya que no existe denuncia por parte de la propiedad -titularidad pública-. Mientras tanto, en el entorno del espacio okupado -justo frente al Club Militar Torre d'en Pau- la desconfianza crece, pese a que los protagonistas de esta historia dejan claro que están allí «engañados» y no tienen intención de cometer delitos ni molestar. «Estamos mejor aquí que en la calle y daremos menos problemas», aseguran.

Exteriores del edificio de El Peñón. Foto: F.F.

Esta okupación abre un nuevo escenario dentro de un fenómeno que se ha expandido por diferentes barriadas de Palma, aunque en el caso del Coll d'en Rabassa se halla uno de los ejemplos más espectaculares. El de un edificio a medio construir en la calle Cardenal Rossell, completamente allanado por diferentes familias que se han hecho fuertes en un entorno insalubre, lo que llevó a Emaya y la Policía Local a intervenir meses atrás, pese a lo cual los okupas siguen allí apostados.