CONFLICTO

Sigue la guerra de una panadera de Pere Garau contra cinco contenedores

Su propietaria Noe Viedma dice que necesita dos trabajos por la caída de las ventas

Un incívico orina entre los contenedores amarillo y azul, con vistas desde la cafetería Noe

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La panadería y cafetería Noe, en la calle Faust Morell, sigue en plena lucha contra un muro de cinco contenedores acampados delante de su puerta. Noelia Viedma, la propietaria de este pequeño establecimiento del barrio de Pere Garau, ya alzó la voz hace un año y medio denunciando la situación dramática del negocio. «La gente ya no quiere sentarse en la terraza», afirmaba entonces. Tras publicar su llamada de auxilio, afirma que el alcalde de Palma, Jaime Martínez, se puso en contacto con ella directamente para prometerle una solución. Sin embargo, se lamenta Viedma, nada ha cambiado desde noviembre de 2023.

«La facturación es un 50 por ciento más baja por culpa de los contenedores. El otro día, cuando llovía, las alcantarillas se inundaban de agua y las ratas saltaban. Una clienta se asustó. Y esta semana un incívico se puso a orinar delante de mi panadería, entre los contenedores, con los clientes delante», denuncia. La pequeña empresaria reconoce que «yo no me merezco esto, soy una curranta». De hecho, está pluriempleada y por las noches se va a una heladería para conseguir ahorrar.

«Desde las seis y media de la mañana hasta las tres y media estoy en la panadería. A partir de esa hora soy mamá y estoy con mi hijo de cuatro años. Y de siete de la tarde a una de la mañana me voy a trabajar a una heladería de Can Pastilla para ahorrar», cuenta la emprendedora.

Está separada pero las difíciles circunstancias económicas le obligan a compartir vivienda con su ex pareja, con la que tiene muy buena relación. «Yo estoy ahorrando para comprarme un piso por Es Fortí, pero ahora está todo carísimo. Puedo pagar hasta 250.000 euros, porque son viviendas a las que hay que hacerles una reforma, pero los propietarios se niegan en redondo a negociar», se lamenta esta mujer que reconoce que está exhausta con esta doble jornada laboral.

Viedma asegura que «la presencia de los contenedores me ha hundido la caja de la cafetería. A mí me gustaría dejar el otro trabajo y empezar a servir menús en mi local, pero así no puedo», se lamenta. Otra vez vuelve a lanzar un grito de auxilio a Cort.