ALTERNATIVAS

La Plaça Major que casi fue: los otros proyectos de la competición, a la luz

El concurso de ideas invita a soñar con la creatividad de los arquitectos: aperturas con árboles sobresaliendo, gradas y pérgolas con plantas trepadoras, entre otras propuestas

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La nueva plaça Major ya perfila su aspecto, pero Palma soñó muchas otras plazas con el concurso de ideas para su reforma. Un proceso que ha atraído el talento de equipos de arquitectos dentro y fuera de Mallorca; ahora que ya ha terminado la competición, ya pueden salir a la luz sus alternativas para este espacio emblemático de Palma.

El concurso tuvo 13 equipos participantes y sólo cuatro de ellos pasaron a la segunda fase. De esos finalistas, el segundo clasificado es el único con base en Mallorca: el equipo formado por Juan González de Chaves, Maximale Studio, Feliumorell Arquitectos, Moredesign, Garau Ingenieros y Ana María Bonet y varios profesionales más. «La idea era conectar la plaza en superficie con la planta inferior de la galería comercial, tanto visual y funcionalmente, y conectar La Rambla de una forma suave, con vegetación y adecuación al entorno, sin que la circulación rodada interrumpa la peatonal», explica Juan González de Chaves.

Todos los finalistas tienen en común que plantearon algún tipo de apertura en la superficie de la plaza. En el caso del segundo clasificado, los arquitectos dibujaron dos orificios circulares, con escaleras, gradas y palmeras que sobresalen para aportar sombra a la plaza, que también contaría con más vegetación. «Somos de Palma y tenemos el despacho en el centro, la falta de sombra era un problema que habíamos detectado y queríamos remediar», apunta Luis Feliu.

El espacio inferior tendría «unas visuales muy largas para evitar la sensación de sótano desde cualquier punto». Igual que el ganador, este proyecto también contemplaba soterrar el acceso al aparcamiento. En cuanto a accesibilidad, se reubicaba el ascensor existente entre La Rambla y la plaza y se recurría a varios ascensores más dentro del edificio. Como lugar para actividades culturales se proponía un espacio adaptable mediante mamparas correderas.

Refugios climáticos

Una plaza con refugios climáticos es la que imaginó el equipo formado por Estudio Vázquez Consuegra y Estudio Pez, el tercer clasificado, con oficina en Sevilla. «Nos parece imprescindible en estos tiempos en los que se hace necesario asumir asumir nuestro compromiso medioambiental», razonan desde el despacho. Sus planes dibujaban unos pabellones ajardinados con pérgolas de trepadoras y especies con flor que aportarían color al entorno.

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Su proyecto también planteaba una doble perforación del plano de la plaza para «conectar ambos niveles fundiéndolos en un espacio único, fluido y luminoso». Al igual que el proyecto ganador, incluía un pequeño anfiteatro para «percibir la planta enterrada como un episodio perteneciente a la plaça Major». La conexión con La Rambla la resolvía con una larga y extensa escalinata aterrazada con espacios diversos; y para el acceso al nivel inferior de las galerías proponía escaleras mecánicas.

Toldos

La falta de sombra preocupaba a Vaillo Irigaray y Asociados (con sede principal en Pamplona) y Office of Architecture in Barcelona. Su solución fue un sistema de tensado de toldos: «Cuando están recogidos se quedan en las cornisas y no se ven, y durante el día, si hay lluvia o sol se ponen y deja pasar el viento y genera una luz muy cálida. Es un sistema muy mediterráneo, en estas latitudes suele haber problemas porque la gente se mete en los soportales o se ponen sombrillas», resume Antonio Vaillo, arquitecto.

Su proyecto era posiblemente la más conservador de todos, en el sentido de que el impacto visual sobre la plaza actual era mínimo. «Nuestra propuesta era un vaciado de viguetas de hormigón y un pavimento calado con orificios para meter unas piezas de vidrio que servirían para aportar iluminación abajo durante el día y arriba durante la noche, con muy poco coste».

Vaillo insiste en su interés en mantener el carácter propio de las plazas mayores: «Un gran espacio representativo, muy limpio y muy flexible, que permite hacer de todo». Por ello, una perforación de mayor envergadura les parecía que «a futuro acabaría penalizando a la plaza».

Rozando el podio

En el quinto puesto, fuera de la segunda fase, quedó un arquitecto mallorquín, Jordi Herrero, que también ha compartido su propuesta inicial. Cree que el concurso ha sido «un éxito en sí mismo»: «Para la ciudad ha sido una oportunidad de poner sobre la mesa mucho talento de distintas partes».

«Nosotros entendíamos el proyecto no tanto como una extensión del edificio sino de todo el espacio urbano», detalla Herrero. Su propuesta hace «menos alarde de fachadas» buscando diluir el impacto para dar continuidad a La Rambla. Las galerías conformaban una especie de «río» con zonas diversas y conectaban con la plaza a través de una escalera en una apertura circular que recuerda a un caracol con árboles sobresaliendo.