Barrios de Palma

La Seu, un barrio en el que historia y saturación turística se dan la mano

La masiva presencia de turistas atraídos por su riqueza patrimonial choca con acciones de incivismo y vandalismo que manchan su imagen

Imagen de los exteriores de la Catedral de Mallorca, epicentro del barrio | Foto: F.F.

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El corazón, la vida de Palma desde sus orígenes como ciudad en época romana o musulmana, se escriben en buena medida gracias a la aportación patrimonial y arqueológica que ha dejado con el paso de los siglos lo que es hoy el barrio, sin duda, con más historia de la capital mallorquina. La Seu se erige como un espacio monumental en el casco antiguo de Ciutat, siendo su epicentro. La Catedral, junto al Palacio Episcopal, el Palau de l’Almudaina, el Palau March, la sede del Parlament Balear, numerosas casas señoriales con emblemáticos patiosm, l’Arc de l’Almudaina, el Oratori de Sant Pau, el Museu de la Catedral, el Museu de Mallorca, s’Hort del Rei, los Baños Árabes... Resultan incontables los alicientes para visitar esa barriada. Aunque esos atractivos y el ser puerta de entrada y reclamo para los turistas, especialmente los cruceristas que llegan a través del Moll Vell, se convierten en un problema añadido.

El precio del suelo y la vivienda no es asequible en una zona privilegiada, con vistas al mar en casos puntuales y en la que la llegada de nuevos propietarios extranjeros se suma a una tendencia expandida a lo largo de toda la ciudad, pero especialmente en zonas atractivas.

Jardines y exteriores del Palau March. Foto: F.F.

Momentos críticos

Existen numerosos momentos críticos a lo largo de una temporada turística que cada vez es más extensa, pero la llegada de cruceros fuera del verano, y durante los meses estivales el grueso de los días, pero de manera especial aquellos de mal tiempo o nublados -en los que Cort activa la conocida ‘Operación Nube’-, la masiva presencia de turistas que llegan a colapsar las vías principales, como Palau Reial, Dalt Murada o las proximidades de la Catedral, hacen complicada la movilidad de vecinos y residentes, que conviven con esta situación, sabedores de la importancia patrimonial y turística del entorno en el que habitan, en el que esa presencia masiva de visitantes, a su vez, genera muestras de rechazo que se plasman de actos de vandalismo que también, por desgracia, forman parte del paisaje de La Seu y su entorno.

Acceso al Palau de l'Almudaina. Foto: F.F.
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Grafitis

El incivismo no pasa de largo por la zona monumental de La Seu y su entramado de calles estrechas, que trazan el mapa de la antigua Palma y nos permiten comprender buena parte de su historia hasta el presente. Incluso edificios como el del Estudi General Lul·lià o espacios protegidos del reconocimiento del Arc de l’Almudaina han visto como los grafitis y las pintadas aparecen en sus proximidades, con mensajes en algunos casos contra los turistas. Más graves son las incisiones sobre las paredes, con el fin de dejar alguna inscripción que queda como atentado arquitectónico.

Uno de los característicos patios del casco antiguo. Foto: F.F.

Complejidad

El complejo mapa del casco antiguo de Palma, pero especialmente en la zona que nos toca, hace que la llegada del transporte público se concentre en el taxi, además de la línea circular céntrica de la EMT. La presencia de equipos de Emaya para la limpieza de la zona resulta constante, más en temporada estival dado el volumen de personas que circulan por la barriada, el grueso no residentes y turistas, reforzando el servicio.

Fachada del Palau Episcopal. Foto: F.F.

De la misma manera que la seguridad, que depende en buena medida de esa afluencia de turistas ante la presencia de cartistas, ‘claveleras’ y demás perfiles bajo sospecha que llevan tanto a la Policía Nacional como la Local de Palma a tomar cartas en el asunto y a hacerse ver tanto a pie como sobre dos y cuatro ruedas e incluso no extraña observar a la sección montada.

Grafitis y pintadas en la calle Almudaina. Foto: F.F.

Un hándicap para los vecinos es la oferta de servicios, orientada a los turistas principalmente, lo que obliga a desplazarse para acudir a un supermercado, una farmacia u otros comercios esenciales, teniendo un centro de salud próximo en el Moll Vell como punto de apoyo para un barrio el de La Seu en el que la movilidad no resulta fácil por su complejo trazado.