Los okupas de la antigua cárcel se debaten entre el pánico y la rebelión después de que el pasado miércoles llegaran agentes de la Policía Local repartiendo notificaciones de desalojo por okupación de un bien público. «¿Dónde nos vamos ahora?» es la pregunta más pronunciada en las últimas horas entre los casi 300 vecinos del recinto carcelario que será derribado en verano. A primera hora de este jueves había tres furgones de la Policía Local. Los agentes iban recorriendo las diferentes celdas e iban abriendo las puertas que guardan las escasas propiedades de sus habitantes.
Bryan Alexis Córdoba, colombiano de 24 años, lleva casi un año viviendo en la antigua cárcel. «¿Acaso le hacemos daño a alguien? Cuando nos echen me iré a la calle o a un parque. Sin documentos aquí no hay trabajo», advierte. Vino hace casi un año desde su país natal después de que «mis padres me pagaron el billete de avión a Mallorca. Fue su regalo de cumpleaños. Pero al final me estrellé», dice con una sonrisa triste, mientras recuerda que «aquí te están pidiendo 700 euros por una habitación».
Agentes de la Policía Local dentro de la antigua prisión este jueves. FOTO: M.À.Cañellas
A primera hora de la mañana la antigua prisión apenas cuenta con personas en su interior. «Se han ido a trabajar», cuenta Córdoba. Muchos de los moradores son empleados que no pueden permitirse pagar los precios que se piden en el desbocado mercado inmobiliario de Mallorca. Hay repartidores de Glovo, mujeres que atienden en un comedor de un colegio concertado, limpiadoras, cuidadoras de ancianos, trabajadores de la construcción, cocineros... «La policía está tirando las puertas abajo. He pensado en volver a mi país más de una vez pero quiero devolverles el regalo a mis padres», señala Córdoba.
La tensión se palpa en el interior de la prisión y ciudadanos de origen marroquí lanzan botellas a Córdoba, pensando que es uno de los agentes de policía que estos días caminan por los pasillos. En el laberinto que es la antigua cárcel se han ido formando pequeños hogares entre toneladas de basura y carritos de supermercado. A veces hay una puerta con un candado, otras, una simple manta. Carlos es otro de los colombianos que vive en la segunda planta de las celdas. En ese pasillo, el más limpio de todos, conviven otros ciudadanos de su nacionalidad. Todos están trabajando a esas horas.
«En la parte de los colombianos hay dieciocho personas. Aquí está limpio», advierte Carlos. Con él está Natalia, una joven española de 19 años que juega con dos cachorros. «Vivo aquí con mi novio. el otro día intentaron subir los marroquís y menos mal que había gente porque no sé qué me podía haber pasado», se lamenta. La antigua prisión se ha dividido por nacionalidades y, aún así, surgen conflictos de convivencia y temen especialmente a los que han venido en patera. «Al final terminaremos en la calle. Y no es por gusto que estemos aquí, es que no tenemos ninguna opción», explica.
María duerme en una celda.
Bryan Alexis ejerce de guía y nos lleva hasta las celdas de la planta baja, donde a veces invade un olor a orina y excrementos. Allí sigue acostada en la cama María, cubierta de mantas. «Estoy cagada. No tengo para pagar una vivienda, solo tengo una paga de 480 euros y estamos viviendo aquí más de 300 personas entre ratas». Advierte que muchos habitantes han invertido dinero en poner puertas y en mejorar las estancias. «Aquí hace un frío que pela, pero yo sabía que nos iban a echar. hay gente que se ha hecho chalets y todo», dice.
Domiciano, a las puertas de su celda.
Domiciano es mallorquín y la puerta de su celda está cubierta por una simple manta. «Yo trabajaba en la construcción pero con 59 años los huesos duelen. He trabajado muy duro pero por circunstancias de la vida he acabado aquí», explica mientras muestra con orgullo la camiseta que lleva puesta, con el escudo del Atlético del Baleares. María grita por los pasillos, presa del nerviosismo: «¡Que nos echan a la calle! ¡Que esta vez va en serio!».
En el módulo de antiguas viviendas de los funcionarios de la prisión todos los pisos cuentan con inquilinos. John, de origen nigeriano, trabajaba en la construcción pero se le han caducado los papeles. en su puerta aparece un cartel: The Blood of Jesus, la sangre de Jesús.
Carlos, morador colombiano de Sa Presó.
Mohamed tiene 53 años y es de Senegal. «Yo he trabajado siempre en la cocina. Hace seis años que vivo aquí. Y en diez días es imposible que nos echen a la calle. De aquí no nos vamos. ¿Qué se creen? ¿Que somos millonarios?». Ahora mismo está cobrando el Ingreso Mínimo Vital, de 600 euros, pero «una habitación bale 700 euros. Y estoy esperando a que me operen». Está tan agotado de la situación que afirma que en cuanto pueda «me voy de Mallorca. Llevo aquí 25 años y en mi país están engañados, piensan que van a vivir bien. Pero se vive mejor en Senegal, con la familia. No pagaría ni un euro para venir a vivir aquí». Todos señalan que no tienen más opción que irse a la calle. El próximo 23 de marzo se decidirá la suerte de los habitantes de la antigua prisión.
Los residentes de la antigua cárcel de Palma tienen que marcharse, ya que el pasado miércoles llegaran la Policía Local les entregó notificaciones de desalojo por okupación de un bien público. A primera hora de este jueves los agentes han vuelto y han recorrido las diferentes celdas. Las imágenes del estado de la antigua prisión son impactantes.
Propongo mudarse de cárcel antigua a cárcel nueva, están a dos pasos...
Listado de todos los jetas que viven ahí, estadística de cuántos son españoles y cuántos no, estadística de cuántos están legales en España y cuantos no....
Supongo que eso no saldrá pero me huelo que más del 75% son ilegales
A todos que estais sin techo en Mallorca la mejor opcion es el Aeropuerto!, si teneis tarjeta ciudadana vais y veniis gratis a palma!
Teneis baños limpios y podeis asear!,
La temperatura es agradable sin humedad en invierno y fresco en verano!
Os deseo una estancia maravillosa!
Yo recomendaría que se vayan a la España vaciada.
Así matamos dos pájaros de un tiro. Llenamos de gente los pueblos de la peninsula y nos quitamos de encima a estos jetas.
Yo os aconsejaría ir a los pueblos donde gobierne el PSOE, o mejor aún, Més o los comunistas. Aquí en Palma dicen los progres que gobiernan los fachas, y por eso os tratan mal. Pero en los pueblos donde gobierna la izquierda seguro que os dan de todo. Los mejores pueblos para vosotros son Artá, Puigpunyent, Esporlas, Deià, Campanet, Pollensa. Allí seguro que os tratarán bien, son progresistas, dicen.
50 comentarios
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María Cruz RodríguezCreo que eres la primera que ha demostrado un mínimo de humanidad
Ningun ser humano se merece vivir asi
Propongo mudarse de cárcel antigua a cárcel nueva, están a dos pasos... Listado de todos los jetas que viven ahí, estadística de cuántos son españoles y cuántos no, estadística de cuántos están legales en España y cuantos no.... Supongo que eso no saldrá pero me huelo que más del 75% son ilegales
Pueden ir a casa de Cirer,Bonetito,Martínez,y a casa de toda la ralea de concejales ineptos y vividores
Los que no son mallorquines de verdad, a su tierra. Para empezar. Hace muy el Alcalde Martínez en derribar este montón de chatarra y basura.
AlbastarTal cual, así mismo
A todos que estais sin techo en Mallorca la mejor opcion es el Aeropuerto!, si teneis tarjeta ciudadana vais y veniis gratis a palma! Teneis baños limpios y podeis asear!, La temperatura es agradable sin humedad en invierno y fresco en verano! Os deseo una estancia maravillosa!
AlbastarTrabajar 60 años? Legalmente? Mi familia trabajó y trabaja. Cobran pensiones dignas y tenemos toda la ayuda q necesitamos.
Yo recomendaría que se vayan a la España vaciada. Así matamos dos pájaros de un tiro. Llenamos de gente los pueblos de la peninsula y nos quitamos de encima a estos jetas.
Yo os aconsejaría ir a los pueblos donde gobierne el PSOE, o mejor aún, Més o los comunistas. Aquí en Palma dicen los progres que gobiernan los fachas, y por eso os tratan mal. Pero en los pueblos donde gobierna la izquierda seguro que os dan de todo. Los mejores pueblos para vosotros son Artá, Puigpunyent, Esporlas, Deià, Campanet, Pollensa. Allí seguro que os tratarán bien, son progresistas, dicen.