Adiós a otra panadería: cierra Ca l'Amo en Pep tras la muerte de su propietario

El horno de Establiments ha echado la persiana para siempre ante la falta de relevo generacional

Imagen de la fachada de la panadería Ca l'Amo en Pep. | R.D.

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«Queridos amigos y clientes, como muchos de vosotros ya sabéis, Arnau esta semana nos ha dejado. Así que de momento hoy será el último día de Forn de ca l'Amo en Pep. Muchas GRACIAS por confiar con nosotros todos estos años». Este es el mensaje que colgaba el pasado domingo que se publicaba en la página de Facebook de esta panadería de Establiments, con un mítico horno de leña en el que se cocían ensaimadas, cocas de patata, cocas de trampó, pan moreno o payés. Arnau Company ha fallecido y no hay relevo generacional que encienda de nuevo el horno con leña de pino que se ha encendido durante décadas. Se acaba así más de un siglo de panadería tradicional en Palma.

Arnau Company falleció la semana pasada y deja huérfana una de las panaderías más conocidas del municipio. Arnau, que nació el 25 de febrero de 1951, seguía la estela de su padre, Joan Company Bauçà, de Sant Joan, y Sebastiana Florit Femenies, de Son Espanyol. El horno nació en el siglo XIX, ubicado en unos antiguos almacenes que se encargaban de suministrar guarnición a los animales que con carros hacían camino hacia los diferentes pueblos de las afueras de Palma.

Interior de la panadería

Recuerdo de esa época, el loca conserva muchos elementos tradicionales de sus inicios. El edificio en el que se encuentra la panadería fue construida por Pep, el propietario de una cementera muy cercana al horno, que a día de hoy es un almacén de leña. De ahí el nombre de Ca l'Amo en Pep. El primer propietario del horno fue Amador Salom Calafat, de Vilafranca. El padre de Arnau, Joan, estaba acogido por los frailes de Son Anglada y con ocho años se convirtió en el ayudante de Amador hasta convertirse en el siguiente propietario.

En el caso de Arnau, empezó a ayudar a su padre en el horno desde los seis años cuando no tenía colegio. Le ayudaba a limpiar las placas de horneado y quería hacer ensaimadas. Una vez que terminó la escuela, pasó a trabajar con su padre y después cogió las riendas del horno.+

Arnau Company

El duro oficio de panadero ha dificultado que haya sucesión. Arnau se levantaba a las tres de la mañana para encender el horno de leña y su jornada finalizaba a las dos de la tarde. El local mantiene el espíritu original, un auténtico museo en el que se mantenía la maquinaria y las herramientas de Joan. Ahora, este comercio emblemático que debería considerarse un monumento a la gastronomía tradicional de la Isla, ha cerrado sus puertas para siempre.