PRIMERA PERSONA

Los dueños del bar Lin se jubilan y ‘entrenan’ a su sucesora china

Nicolás Bordoy y María Magdalena Santandreu dejan el negocio este mes

Imagen de Nicolás Bordoy, María Magdalena Santandreu y Pan Liyang en el Bar Lin de Palma. | Gemma Marchena

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«Ponme lo de siempre». Esta es una de las frases más repetidas por los clientes de toda la vida del bar Lin pero que dejará de escucharse a finales de mes. En plena calle Aragón, sus propietarios, Nicolás Bordoy y María Magdalena Santandreu, han decidido colgar el delantal después de décadas tras la barra. Y están 'entrenando' a su sucesora, Pan Liyang, una mujer china que apenas habla español pero que entiende a la perfección, al igual que el catalán. No en vano los parroquianos son fieles desde hace décadas.

«Está muy atenta, está todo el día detrás de mí porque quiere aprenderlo todo antes de que dejemos el negocio», explica Bordoy sobre su sucesora en el cargo. A final de mes acaba su trayectoria de 43 años al frente del negocio.

Imagen del Bar Lin situado en el número 21 de la calle Aragón de Palma.

En abril de 1983, con solo 23 años, Nicolás Bordoy, junto con un socio, se hacía con el mando del bar Lin, que había abierto sus puertas en el número 21 de la calle Aragón en 1963. «Yo antes había trabajado en un rent a car en Cala d’Or», explica Bordoy, que asegura que en aquel momento le hacía mucha ilusión tener un negocio propio. Dejó el nombre original, que su anterior dueño, de Felanitx igual que él, le puso por sus hijas gemelas.

Empezaba así su andadura en el bar Lin en el que más tarde aterrizó su mujer en el año 2000. María Magdalena Santandreu se convirtió en compañera de batallas y socia a lo largo de 25 años. Ahora los dos se jubilan al mismo tiempo.

«Los clientes son mis amigos», dice Bordoy, que reconoce que tiene ganas de jubilarse, pero «siento algo en el pecho. No es tristeza, sino emoción». En la pared cuelga un cuadro que conmemora los 25 años de Bordoy en el bar, con numerosas fotos de sus clientes. «Me hicieron una fiesta sorpresa», recuerda con emoción. Sin embargo, ahora que se va «no quiero despedidas».

Imagen de Nicolás Bordoy atendiento a una clienta este miércoles en el Bar Lin en Palma.

Mientras tanto, estos días están enseñando a Pan Liyang todo el recetario: desde cómo preparar un auténtico llonguet a huevos rellenos (que cuenta con clientes fieles), ensaladilla, riñones o lengua... «Aquí tenemos los mejores ingredientes, embutidos de primera», presume María Magdalena.

Pan Liyang trabaja codo con codo con los propietarios preparando el relevo en el Bar Lin.

A falta de sucesores en la familia, decidieron traspasar el negocio. «Se no acercaron muchos españoles y sudamericanos interesados, pero la gente no quiere sacrificarse», dice el matrimonio. María Magdalena cuenta que «abrimos de lunes a sábado, desde las seis y media de la mañana hasta las diez y media de la noche. Por la tarde viene un camarero. En total el bar lo llevamos tres personas». Y presumen de ser uno de los bares más madrugadores de Palma.

El sacrificado oficio de hostelero les ha supuesto que «en verano solo podamos coger tres semanas de vacaciones. Años atrás solo cogíamos unos días sueltos», cuentan. Aún no saben muy bien qué hacer cuando se jubilen. Por lo pronto «viajar», coinciden. María Magdalena ya hace planes y quiere apuntarse a los viajes del Imserso.

Y a Nicolás le espera el huerto de su madre en Felanitx. «Tiene 93 años y se dedica a cultivar tomateras entre otras cosas. Me iré a ayudarla», dice contento, mientras se enorgullece de las agallas maternas. Mientras, Pan Liyang afina la receta de la tortilla de patatas, el pica-pica y el frito. «Aprende rápido», sonríe Bordoy en plena cuenta atrás.