Barrios de Palma

Canamunt, un barrio con dificultades en la gestión del espacio público

La asociación de vecinos busca fortalecer el tejido social desde dentro, promoviendo la participación activa

La Plaça Nova de la Ferreria supone un entorno de tensión para los vecinos | Foto: P. Bota

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Canamunt, el barrio caracterizado por su entramado de callejuelas que desembocan en distintas plazas, atraviesa una crisis de identidad. En un momento de autodeterminación, la Associació de Veïnes de Canamunt enfrenta los cambios del tejido social en su comunidad. «En un barrio gentifricado y turistificado, donde la accesibilidad se ve afectada por la conversión inmobiliaria en un área de lujo, la realidad cotidiana es muy diferente: hay personas sin hogar, un comedor social y numerosas terrazas de bares», señalan los miembros de las agrupación vecinal.

Desde el colectivo destacan que la mayoría de los vecinos que permanecen en el barrio son propietarios, ya que los precios prohibitivos en la zona han hecho que los inquilinos desaparezcan, lo que supone una pérdida de dinamismo a su juicio. De estos que cuentan con una propiedad, según apuntan cada vez es más difícil dar con gente local. «Yo soy el último de mi edificio», comenta un vecino. «Si no hablas inglés, no eres lo suficientemente cosmopolita», agrega. Este fenómeno preocupa a la comunidad, ya que, a la largo plazo, podría reducir su cohesión social y destruir el concepto de barrio, basado en la convivencia y la unión.

Los vecinos de Canamunt creen firmemente en su autodeterminación y en su capacidad para «decidir el barrio que quieren ser». En este sentido, una de sus labores clave es mantener una constante interlocución con el Ayuntamiento de Palma para plantear mejoras y propuestas que beneficien a la barriada. Sin embargo, consideran que esta vía que no da resultados, ya que la institución no reconoce la estructura organizacional del barrio como una entidad. A pesar de ello, los vecinos se movilizan con diversas iniciativas. Entre ellas, se encuentran los huertos comunitarios y los baúles compartidos que se transforman en bancos en la Plaça de Quadrado.

Los baúles compartidos que se transforman en bancos en la Plaça de Quadrado.
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También, tienen puesto en marcha un banco de alimentos. Así como, ‘Canamunt petit’, dirigida a los más pequeños de la zona. Además, cuentan con el proyecto ‘Barri comestible’, una propuesta que organiza talleres de convivencia a través de la cocina. Todas estas acciones serán presentadas el 1 de febrero bajo el concepto de ‘Barri Lab’, con una infografía colectiva. «Es nuestro proyecto de innovación social y comunitaria, una evolución de los laboratorios ciudadanos que hemos creado con ilusión y compromiso. Nuestro objetivo es transformar nuestro entorno desde dentro, con la participación activa de los vecinos y vecinas, la co-creación y la experimentación, para abordar retos como la sostenibilidad, la cohesión social o la gestión del espacio público», aseguran desde la asociación.

Canamunt, un barrio con dificultades en la gestión del espacio público
Un taller de confitura de naranja elaborado por la AVV Canamunt.

Otro de los proyectos que han presentado al ayuntamiento es una propuesta de urbanismo para eliminar los pilones. Desde la agrupación señalan que «los bolardos laterales que, de manera inconsciente, permiten a los coches acelerar, dejan a los peatones en desventaja. No hay mobiliario urbano, y el espacio entre los bolardos se ocupa en muchos lugares con terrazas de bares», lo cual ocupa las calles en favor de los vehículos. Con una perspectiva crítica y lúdica organizaron una jornada para transformarlos en un «dispositivo inspirador y multifuncional al servicio de los vecinos».

Canamunt, un barrio con dificultades en la gestión del espacio público
El barrio enfrenta problemas de suciedad.

La ocupación de la vía pública es un conflicto recurrente en el barrio. Además de los vehículos y la hostelería, en la Plaça Nova de la Ferreria se suma otro factor. El entorno está bajo dos presiones humanas. Por un lado, su proximidad a la Porta de Sant Antoni facilita la presencia de algunas personas relacionadas con el consumo de drogas. «De hecho, en el parque infantil solemos encontrar jeringuillas y personas tumbadas en los bancos», aseguran los vecinos. Por otro lado, el comedor social Zaqueo, algunos usuarios a veces dejan restos de comida y envoltorios en la plaza. «Desde Canamunt sabemos que es un problema social complejo, que no puede resolverse rápidamente ni con intervenciones drásticas», por ello han diseñado un plan de acción para mejorar la convivencia entre los ciudadanos.